La presencia en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el principal gas responsable del cambio climático, volvió a batir un nuevo récord el año pasado. Según informó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su boletín anual sobre el impacto de los gases de efecto invernadero, la media anual fue exactamente de 403,3 partes por millón (ppm), frente a las 400 ppm del 2015.

La OMM, que publicó su informe en vísperas de la nueva cumbre de la ONU sobre cambio climático, recuerda que las variaciones en la atmósfera apreciadas en las últimas siete décadas no tienen precedente en 800.000 años, con niveles siempre por debajo de las 280 ppm. Sin embargo, la concentración de CO2 es ahora el 145% superior a la de los niveles preindustriales (antes de 1750), prosigue el boletín.

El aumento en el mismo periodo ha sido también muy elevado en los otros dos gases responsables del efecto invernadero: el metano (+257%) y el óxido nitroso (+122%).

Estos incrementos, dice la OMM, «tienen el potencial de iniciar cambios sin precedentes» en los sistemas climáticos, lo que amenaza con «graves perturbaciones ecológicas y económicas». La OMM, no obstante, asume que en el acusado incremento del último año ha desempeñado un papel importante la inusitada fuerza del fenómeno de El Niño.

LAS CAUSAS / «El crecimiento demográfico, las prácticas agrícolas intensivas, el mayor uso de la tierra y el aumento de la deforestación, la industrialización y el consiguiente uso de energía procedente de fuentes fósiles han contribuido, todos, a una aceleración de la tasa de aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el inicio de la era industrial», prosigue la OMM. Desde 1990 se ha registrado un aumento del 40% del forzamiento radiativo total -que tiene un efecto de calentamiento en nuestro clima− causado por el conjunto de gases de efecto invernadero de larga duración y del 2,5% del 2015 al 2016. «Si no reducimos rápido las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, nos veremos abocados a un peligroso aumento de la temperatura hacia finales de este siglo, muy por encima de la meta fijada en el Acuerdo de París sobre el cambio climático», destaca el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

«Las generaciones futuras heredarán un planeta que resultará sumamente inhóspito», añade. «El CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años y aún más en los océanos. Según las leyes de la física, en el futuro las temperaturas serán mucho más altas y el clima más extremo. Hoy no existe ninguna varita mágica para eliminar el CO2 de la atmósfera», insiste Taalas.

VOLUNTAD POLÍTICA / «Ya disponemos de muchas de las soluciones necesarias para resolver este problema. Ahora hace falta una voluntad política a nivel mundial y un nuevo sentido de urgencia», concluye Erik Solheim, director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).

Señalar finalmente que la última vez que la Tierra experimentó unos niveles similares de concentración de CO2 en la atmósfera fue hace entre tres y cinco millones de años (400 ppm), es decir en el Plioceno Medio, cuando la temperatura era de dos a tres grados más cálida.