La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a trece años de prisión a un ciudadano marroquí por matar de una puñalada a un joven en la discoteca madrileña Joy Eslava en la madrugada del 26 de diciembre de 2005.

Así lo establece el tribunal en una sentencia dictada tras el veredicto de un jurado popular que declaró culpable el pasado 30 de octubre a Rachid.T., de 26 años, del homicidio que acabó con la vida del joven Roberto G.G..

En la resolución, la Audiencia de Madrid además ordena que el condenado indemnice a la familia con 120.000 euros. Rachid estuvo imputado en el sumario del 11-M por su supuesta vinculación con la banda dedicada al tráfico de hachís de Jamal Ahmidan, 'El Chino', aunque el juez Juan del Olmo no llegó a procesarle al estimar que no tuvo ninguna participación en los atentados.

Los hechos ocurrieron sobre las tres de la madrugada del 26 de diciembre de 2005, cuando Roberto G.G. se encontraba en la citada discoteca, situada en la calle Arenal de Madrid, celebrando con un grupo de amigos el cumpleaños de uno de ellos.

En un momento dado, Roberto, junto con otros dos amigos, se dirigió a los servicios del local del que salían el condenado y otros dos amigos, y allí tuvo lugar un altercado.

Roberto y Rachid forcejearon y se agarraron por los hombros, pero Rachid llevaba una navaja en su mano izquierda y se la clavó en la zona de las ingles, seccionándole totalmente una arteria y parcialmente otra.

La víctima se desangró de forma prácticamente inmediata y falleció al poco tiempo de recibir el navajazo. La condena de 13 años de prisión coincide con la petición del fiscal, que en sus conclusiones definitivas mantenía que en la discoteca se produjeron dos peleas en las que estuvieron implicados el acusado y el fallecido y sus respectivos grupos de amigos.

El primer incidente, según afirmaron varios testigos durante el juicio, se desató a raíz de que los jóvenes que acompañaban al condenado intentaran "ligar" con algunas chicas del grupo de Roberto, pero fue solucionado por los empleados de seguridad del local, quienes separaron a los protagonistas de la reyerta.

Cuando el procesado y sus amigos salían del baño, donde habían sido desplazados, dedicaron una "mirada desafiante" a Roberto, y fue entonces cuando el condenado se colocó frente a él y le asestó una puñalada en la zona inguinal que provocó su muerte.