El Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga ha condenado a dos años de prisión al acompañante de una paciente que agredió física y verbalmente a un ginecólogo del Hospital Clínico Virgen de la Victoria de Málaga.

Según ha informado hoy el Colegio de Médicos, la pena es de un año y seis meses de privación de libertad por un delito de atentado contra la autoridad y seis meses más por un delito de lesiones, además de una indemnización de 600 euros a la víctima.

La agresión se produjo el 26 de abril de 2006 cuando la esposa del agresor, Manuel O.S., esperaba resultados de unas pruebas y al llegar el turno de consulta irrumpió con su pareja en el despacho del médico con gran irritación por la prolongada espera y, sin atender explicaciones del doctor Diego González ni la llamada a la calma de su pareja, empezó a discutir a gritos, por lo que el facultativo pidió que abandonara la sala.

El juez considera probado -según el comunicado de la institución colegial- que, sin mediar actitud hostil ni exceso verbal del ginecólogo, el agresor propinó un puñetazo en la cara y una patada en el estómago al facultativo en cuya bata blanca quedó impresa la huella de la suela del zapato.

El médico sufrió una lesión en el tercer dedo de su mano derecha, contusión abdominal y del hombro izquierdo, y escoriaciones que le mantuvieron de baja más de una semana.

El Servicio de Medicina Preventiva del Hospital aseguró que el doctor padeció tras la agresión "una situación anímica que alterna períodos de tristeza y desconcierto con otros de cierta ansiedad", por lo que precisó "tratamiento ansiolítico".

Tres testigos declararon que la paciente y esposa del agresor trató de separarlos, pero resultó también herida, y finalmente un celador sacó a la fuerza al agresor de la consulta.

Tras ser expulsado, Manuel propinó un puñetazo al cristal de una puerta, por lo que resultó herido y tuvo que ser atendido en las urgencias tras desmayarse.

El agresor alegó en su defensa los nervios de la prolongada espera y una supuesta actitud hostil del médico que no se comprobó ni corroboró ningún testigo.

En su resolución, el magistrado destaca que "la angustia y espera que se vive en los hospitales no puede justificar agresiones a los profesionales que desempeñan su actividad en los mismos".