El mundo de la emoción y el riesgo en el que los contrabandistas extremeños y portugueses estaban inmersos día a día desde los años de la posguerra hasta principios de los 70 es cada vez un mayor atractivo para muchos ciudadanos y un importante reclamo turístico para aquellos municipios cargados de historias del contrabando que suscitan el interés de jóvenes y mayores. Esta actividad encubierta ha vuelto de nuevo a la escena y a las tierras extremeñas, aunque esta vez de una manera simbólica y de la mano de los vecinos de Cedillo y portugueses que han querido revivir y sentir en su propia piel la forma y el modo en el que se pasaban de un lado a otro algunos de los productos que en aquellos tiempos eran bienes escasos como el café o el pan y que hoy día, sin embargo, llenan de forma habitual las despensas de muchas casas.

Un total de 300 personas han tenido la oportunidad, recientemente, de adoptar por un día el papel de contrabandistas recorriendo los mismos caminos, con los mismos medios y afrontando las mismas dificultades y obstáculos que había en aquellos años, aunque, eso sí, todo un poco más hecho a la medida. De hecho, los organizadores de la ruta fijan cada año un itinerario lo más parecido al que utilizaban los contrabandistas, aunque es cierto que se eligen tramos algo más cómodos con el fin de que los participantes puedan desarrollar la ruta con normalidad porque muchos de los antiguos caminos actualmente están intransitables. "Es verdad que nosotros vamos por caminos mejores acondicionados que los que recorrían los contrabandistas para evitar a la Guardia Civil hasta mediados de los años 70, pero son más o menos los mismos lugares, son muy parecidos", señala el alcalde, Antonio González.

Además, el entusiasmo y el deseo de adentrarse en la ruta se acrecienta aún más cuando los caminantes, que este año han salido de Montalvao, se enfrentan a un interesante trayecto de 15 kilómetros que recorre los términos municipales de Cedillo (Cáceres) y Montalvao (Portugal). Más tensión se suma todavía cuando tras realizar la mayor parte del tramo a pie, a los participantes se les invita a subir a una barca para cruzar unos 50 metros sobre las aguas del río Sever, sin duda alguna, uno de los tramos más interesantes para muchos. "Son impresionantes los paisajes por los que se pasa, rodeados de un bosque mediterráneo florido, un campo multicolor", resalta el alcalde. Además de su carácter histórico, esta actividad también tiene como fin estrechar los lazos de unión y fomentar la convivencia entre los vecinos de ambos municipios. Por ello, unas vez llegados a Cedillo, el grupo de españoles y portugueses fue recibido por todo lo alto por los músicos portugueses Bombos de Nisa y por un grupo de acordeonistas.