Posando como El pensador de Rodin , con traje de marca, y después de haber pasado por una sesión de maquillaje y peluquería, Cesar Cabo aparece en el nuevo número de la revista Vanity Fair , cual estrella de cine que acaba de estrenar una película, para vender, una vez más, que los controladores aéreos han sido víctimas de los tejemanejes del Gobierno y, de paso, ofrecerse como próxima vedete mediática y advertir de que no descarta hacer sus pinitos en la política.

El portavoz del colectivo más vilipendiado desde que una epidemia masiva les impidiera en bloque trabajar al inicio del puente de la Constitución --lo que dejó en tierra a 600.000 viajeros y afectó gravemente a la economía española--, ha aprovechado el interés mediático que genera el conflicto, que obligó al Gobierno a decretar el estado de alarma por primera vez en democracia, para abrirse camino hacia la fama.

Sus ojos azules, su barba de tres días y sus dotes de comunicación provocaron que a principios del verano se corriera la voz por las redacciones de que la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) había elegido a un secretario de comunicación irresistible. Luego llegó la amenaza de huelga en pleno mes de agosto y Cabo pasó de ser un completo desconocido a convertirse en el icono masculino del verano, previo paso no solo por los informativos, sino también por platós de programas como La Noria .

Miles de fans

Se maneja como pez en el agua en las redes sociales, donde tiene una página en Facebook con más de 9.000 seguidores, que actualiza prácticamente a diario, así como admiradoras en grupos que hacen referencia a su atractivo con nombres como Cesar Cabo, contrólame a mí.

Siempre dispuesto a atender a los medios, su fama no solo se debe a su aspecto, sino también a su verbo locuaz, capaz de defender contra viento y marea a sus compañeros y justificar su motín con una ristra de ataques a la mala gestión de AENA y del ministro de Fomento, José Blanco. Cabo estudió periodismo en la misma clase que Letizia Ortiz, aunque no ha ejercido nunca, dado que al terminar la carrera buscó una profesión mejor remunerada. Sin embargo, puede que dé un giro a su carrera. En Vanity Fair no descarta aceptar las ofertas para colaborar en algunos programas, soltura desde luego no le falta. "Me ha sorprendido mi capacidad para exponer un argumento y crecerme frente a la adversidad", señala.

También advierte de que puede dar el salto a la política, después de criticar a Leire Pajín por su desconocimiento en materia sanitaria y aconsejar al Rey que haga "borrón y cuenta nueva". "La verdad es que en Twitter he estado muy guerrero porque creo que hay demasiadas cosas que cambiar", argumenta.

Cabo admite ahora que "la mera mención a la palabra huelga" aplicada a su colectivo "produce cancelaciones", pero aun así considera que, gracias a su pedagogía, "la opinión pública entenderá la próxima huelga". El controlador no pone fecha al paro, ni siquiera lo vincula a las negociaciones sobre el convenio colectivo que tienen que dar fruto antes del 31 de enero, pero advierte en tono intimidatorio: "Si algo ha quedado claro, es que la economía española depende de nosotros".