Lo mismo que ocurrió con la erupción del volcán islandés puede reproducirse en los próximos días, semanas y meses. Si en abril los pasajeros tuvieron que armarse de paciencia para comprobar si la nube de cenizas del Eyjafjalla les anulaba el vuelo, ahora deberán estar pendientes de si el conflicto que enfrenta a Aena y los controladores aéreos les retrasa el viaje. De momento en El Prat no ha habido anulaciones de trayectos, pero el cruce de acusaciones y reproches sube cada día más de tono.

Hoy está prevista otra reunión en el Ministerio de Fomento. Controladores y Aena negocian desde hace semanas el nuevo convenio colectivo. Mientras, las bajas médicas de estos profesionales tienen en vilo a las autoridades, que cada día deben decidir qué medidas toman. Solo en el centro de control de Barcelona ayer faltaron 18 trabajadores por la mañana y 21 por la tarde. Todos justificaron su ausencia, pero Aena insistió en que se trata de una "estrategia" y que son "deliberadas".

En el centro de control de Gavà ayer estaba programada la presencia de 53 controladores, según confirmó Aena. Estas instalaciones no solo se encargan de la navegación aérea de El Prat sino de todo el arco mediterráneo: del sur de Francia y hasta Alicante, además de las Baleares. Por esta razón, los aeropuertos de las islas y el alicantino de El Altet registraron demoras considerables. En el de Barcelona, la media de retrasos fue de 29 minutos, reveló un portavoz de Aena.

Pero, ¿qué ocurrirá hoy? ¿Y este fin de semana? ¿Y el 30 de julio? Nadie se atreve a hacer predicciones. Mañana, al abrir el turno de las 7.30 horas, los gestores de Aena descubrirán si los controladores mantienen su pulso con las bajas laborales y, en consecuencia, la organización del cielo en el área mediterránea se hace con las mismas dificultades de los últimos días.

Hace más de un mes que esta situación se repite: Canarias, Barajas, Sevilla. La media del absentismo laboral de este colectivo alcanzó el 17% en mayo. El viernes, en el aeropuerto de Girona, la situación se complicó tanto que Aena optó por cerrar el tráfico aéreo durante una hora y media. En pleno julio, en plena Costa Brava y en puertas de un fin de semana.

De los cuatro profesionales que debían estar esa tarde en Vilobí Onyar (Selva), dos tenían la baja. De los otros, uno aseguró a media tarde que no podía soportar la presión y avisó de que tenía que dejar su puesto, según la versión de Aena. Y con solo uno optaron por cerrar. Precisamente de eso se queja el sindicato mayoritario. El secretario de comunicación de USCA, César Cabo, admitió que la proliferación de bajas "no es casualidad" sino la consecuencia de un exceso de presión para estos trabajadores.

Cabo cargó las culpas al gestor aeroportuario. Advirtió de que no han tenido en cuenta los descansos necesarios para estos trabajadores: el decretazo por el que se rebajó el sueldo y ciertas ventajas de los controladores en febrero aún colea. Y, en un momento en el que se está negociando precisamente el convenio colectivo de los próximos años, estos profesionales exigen que se incorporen ciertos derechos.