El conjunto de medidas de seguridad a las que son obligados a someterse desde el 2002 los pasajeros en los aeropuertos europeos son jurídicamente "inválidas" y debido a su carácter secreto deberían ser declaradas "inexistentes". Esa la conclusión a la que ha llegado la abogada general del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE), Eleanor Sharpston, a raíz de lo que en un primer momento, el 25 de septiembre del 2005, fue un incidente aparentemente menor en un aeropuerto. Un pasajero, Gottfried Heinrich, fue obligado a bajarse de un avión porque había subido con raquetas de tenis. Contravino una norma que no conocía, no por desidia, sino porque la lista de los objetos vetados es secreto.

El dictamen de la abogada no es vinculante, pero tiene un valor parecido al de un juez ponente en una sentencia en la justicia española. En el 95% de los casos, el tribunal europeo ratifica la propuesta del abogado general. Si esto fuera así en este caso, al día siguiente de dictar sentencia los controles aeroportuarios volverían a la situación anterior al 2002. Entre otros objetos, se podrían volver a embarcar líquidos. El tribunal no tarda más de un mes y medio en resolver una vez escuchado al abogado.

TRAS EL 11-S ¿Cuál ha sido la respuesta de la Comisión Europea a tamaño desafío? El portavoz del comisario de Transportes, Jacques Barrot, el responsable máximo del secretismo del reglamento, aseguró que la lista de los objetos será publicada en un futuro próximo, aunque eludió avanzar una fecha estimativa. Pero la lista tampoco será completa. El portavoz de Barrot advirtió de que seguirá manteniéndose secreto una parte importante del anexo del reglamento. "Debemos proteger a los ciudadanos y determinados detalles no deben ser conocidos por los terroristas", justificó el citado portavoz.

La Comisión Europea decidió, tras los atentados del 11-S, extremar las medidas de seguridad en los aeropuertos. Dictó una norma, pero dispuso que algunas de sus medidas de acompañamiento no debían publicarse, sino únicamente ponerse a disposición de las autoridades apropiadas. Pasado un año, Bruselas anunció la existencia de una lista de objetos prohibidos en el equipaje de mano, pero tampoco la hizo pública. Simplemente la anunció en un comunicado.