He visto Cinema Paradiso una decena de veces y todavía sigo llorando como la primera vez. De la estupenda película de Giuseppe Tornatore me quedó en la memoria la similitud de aquel pueblo italiano y su cine con muchos de los que hay en Extremadura, la música de Ennio Morricone , la interpretación de Philippe Noiret (hace unos días se cumplió el segundo aniversario de su muerte) y una de sus míticas frases: El progreso siempre llega tarde. Lo único que me jodió del personaje de Alfredo es que pidiera a Totó que se marchara del pueblo y que no regresara nunca. Porque cuando te piden que cumplas algo así ya están condicionando el resto de tu vida. Las decisiones importantes le deberían corresponder siempre a uno mismo. Creo que Hannah Jones , la adolescente británica que ha rechazado un trasplante de corazón, es consciente de ello a sus sólo 13 años. Hannah lleva media vida (media vida, a cualquier edad, es media vida) luchando contra una leucemia que le ha destrozado su corazón de todas las formas posibles. Desde que se ha conocido esto ya han levantado la voz muchos alfredos para decirle a Hannah qué es lo mejor para ella, incluso intentando retirar la custodia de la menor a unos padres cuyo pecado es apoyar la decisión que ha tomado su hija, porque parece que estos alfredos también saben qué debe ser lo mejor para los progenitores. Siempre pensé que si Alfredo no le hubiera impuesto aquella condición a Totó, éste habría regresado mucho antes al pueblo. Puede que su vida no hubiera sido mejor, pero habría sido una vida acorde a su decisión. Porque los remordimientos, al igual que el progreso, siempre llegan tarde. Mucho más tarde.