Un joven de entre 18 y 23 años, que no fuma, bebe alcohol al menos una vez a la semana, lleva un estilo de vida sedentario, es decir no realiza actividad física, ingiere más de 2.500 calorías diarias principalmente provenientes de una dieta hiperproteica y con excesos de grasas saturadas, con 79 kilos de peso y que supera un punto y medio el índice de masa corporal, esto es, tiene sobrepeso. Este es el perfil del universitario extremeño, que a pesar de "no llevar una vida saludable, no presenta riesgo de sufrir un problema cardiovascular a corto plazo".

Es la principal conclusión de una investigación dirigida por el profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura, Rafael Timón, y realizada por el grupo de investigación Fiqasac (Fisiología, Química Analítica y Salud Comunitaria), adscrito al programa de I+D+i de la Uex.

Según explica Timón, este trabajo se ha realizado con 45 estudiantes de varios centros del campus cacereño que en noviembre se sometieron a un examen exahustivo sobre sus hábitos, composición corporal y su nivel aeróbico. Unas pruebas que han vuelto a repetir este mes y de cuyos resultados se extrae que el paso de un año con el estilo de vida habitual medio del universitario no es suficiente para provocar cambios en los factores de riesgo cardiovascular. Lo que no significa, alerta Timón, "que estos hábitos sean los más adecuados", puesto que dos de cada tres personas estudiadas presentan sobrepeso, el 85% bebe alcohol los fines de semana y el 31% fuma.

A pesar de estas circunstancias, y de que el estudio demuestre que los parámetros que aumentan los riesgos de sufrir fallos cardiovasculares no varían en un año, el futuro de estos jóvenes no será igual de halagüeño si no varían ciertas costumbres, cuya continuidad multiplicará el peligro de estos universitarios que cuando dejen de serlo podrían pasar a engrosar la lista de personas en riesgo cardiovascular.

Ante esto, es necesario, según Timón que la población tome conciencia de la importancia del cuidado de la salud a largo plazo, incidiendo en el abuso del alcohol, el tabaco y la práctica de ejercicio físico. "Una ingesta abusiva de alcohol un solo día dispara los niveles de colesterol y triglicéridos, independientemente de que se lleve una dieta sana", avisa este docente, que el próximo curso quiere realizar este proyecto con la población femenina, puesto que en esta ocasión "han sido pocas las que se han prestado a participar", dice.

Y es que el consumo del alcohol, uno de los factores más determinantes en el aumento del colesterol y cuyo abuso se está incrementando, "está asociado a la cultura juvenil", por lo que su prevención debe asentarse en las bases de una buena política educativa para paliar la "desinformación", que según Timón, tienen los jóvenes sobre la práctica de una vida sana.