Ocupa este espacio las cuencas del Albarregas, Aljucén y Rivera de Lácara, de suelos predominantemente granodioríticos, que soportan dehesas, pastos y cultivos en un paisaje de gran homogeneidad y valor ambiental, por constituir una de las muestras más representativas de "monte hueco", en las proximidades de Mérida.

La denominación de cornalvo deriva de la raíz latina "cornus albus" (cuerno blanco) que alude a la forma y el color plateado de la lámina de agua que forma el embalse del mismo nombre, construido por los romanos. En torno a la presa se extienden amplias dehesas de encinar y alcornocal, con retazos de bosque mediterráneo, todo ello atravesado por bellos sotos ribereños y circundado por campos cerealistas.

Prado de Lácara deriva de la singular pradera seminatural que se extiende a ambos lados de la Rivera de Lácara, donde se alcanzan formaciones vegetales de espectacular densidad y belleza, además de servir de asentamiento al famoso monumento megalítico, Dólmen de Lácara.

Ambos espacios están oficialmente protegidos, Cornalvo como Parque Natural y Rivera del Lácara como Lugar de Importancia Comunitaria.

La originalidad vegetal de Cornalvo y Prado de Lácara es que resulta ser uno de los pocos sitios donde el alcornocal se presenta en superficies de llanura, con masas más o menos puras, aunque generalmente aparece asociado a la encina, formando masas mixtas adehesadas que alojan un dosel de especies acompañantes del bosque mediterráneo: acebuches, majuelos, labiérnagos, lentiscos, cornicabras, madroños, mirtos, ruscos, escaramujos...

Sobre las riberas de arroyos y vaguadas se asientan a menudo fresnos, sauces, chopos, olmos, atarfes, adelfas, tamujos... formando bosques-galería de espectacular belleza e importancia ecológica. Cabe destacar la presencia de comunidades botánicas singulares que incluyen especies protegidas: peonías, narcisos, lirios, tulipanes, orquídeas... entre las que sobresale Serapias perez-chiscanoi. La fauna de Cornalvo y Lácara cuenta con más de 250 especies ya inventariadas de vertebrados, destacando la rica comunidad de peces y anfibios autóctonos: jarabugo (en peligro de extinción), pardilla, calandino, colmilleja, barbo comizo, boga... tritón ibérico, ranita meridional... siendo el más representativo el sapo partero ibérico, que cuenta aquí con una de las mejores poblaciones a nivel mundial.

Entre los reptiles destaca el galápago europeo, que resulta bastante raro por estas latitudes, frente al galápago leproso, mucho más frecuente; la salamanquesa rosada, lagartija colirroja, culebra de herradura, etc.

Entre las aves, nidifica dentro del parque la cigüeña negra. Otras aves de mediano y pequeño tamaño, adaptadas a la dehesa, resultan frecuentes: rabilargo, abubilla, pito real, paloma torcaz, agateador común, trepador azul, mito, herrerillo...

En los embalses de las Muelas, Cornalvo, Proserpina, Charca de Esparragalejo y Los Canchales es posible encontrar aves ligadas al medio acuático: somormujo, zampullín, ánade real, cerceta, garza real, garceta, andarríos...

La comunidad de rapaces está bien representada, siendo nidificantes el águila calzada, águila culebrera, milano real, milano negro, ratonero común, búho real... y, en las áreas más abiertas, el elanio azul y aguilucho cenizo. Como mamíferos más típicos del área, dentro de los carnívoros caben citarse el gato montés, jineta, tejón, comadreja, meloncillo y nutria, y roedores como el lirón careto e insectívoros como el erizo común.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Gran parte de la zona está afectada por proyectos de grandes infraestructuras viarias: la Autovía de La Plata y el AVE, cuyos trazados, aún no totalmente decididos, irrumpirán de uno u otro modo drásticamente sobre el paisaje, la vegetación y la fauna. La nueva autovía causará a su paso por Aljucén graves desmontes, destrucción de arbolado y estrangulación de dicha localidad, entre el trazado nuevo y actual. La integridad del Prado de Lácara está amenazada por el proyecto de mejora de la Ctra. Aljucén-La Nava de Santiago.

La presencia de furtivos y la afluencia masiva de visitantes provocan el deterioro de la fauna, la flora, proliferación de residuos y merma de las posibilidades de disfrute de este excepcional enclave natural.