Los guardias civiles que estaban en el control del aeropuerto de El Prat se dejaron guiar por la intuición de que uno no lleva unos objetos tan repugnantes al no ser que tenga algo que ocultar. Por eso le pidieron a aquel viajero llegado en un vuelo procedente de Bamako (Malí) que les mostrara los siete objetos que había en su maleta. Cuando le preguntaron qué era, el viajero, un maliense de 35 años, explicó que se trataba de cuernos de vaca destinados a rituales de magia. Los agentes superaron su repulsión por los objetos --recubiertos de sangre, plumas de animal y conchas marinas-- y los inspeccionaron con detalle. La revisión les permitió descubrir que en la base de cada cuerno, cubierta primero por una venda y luego por una capa de excrementos, había una especie de tapa de una substancia similar a la cera. Una vez retirada encontraron un centenar de bolas de heroína con un peso total de 1.370 gramos.

MAFIAS Durante años, los guardias civiles destinados en las fronteras de los aeropuertos españoles han prestado especial atención a aquellos viajeros procedentes de Latinoamérica o de Asia. La experiencia demostraba que las mafias empleaban a esos viajeros para introducir en España cantidades significativas de droga.

Sin embargo, el cambio de ruta del narcotráfico ha convertido a Africa en la plataforma de envío a Europa de cocaína y heroína y ha obligado a los agentes fronterizos a incluir en sus inspecciones a las personas que llegan en vuelos procedentes de países del Africa subsahariana, sobre todo de Malí, desde donde se ha puesto en marcha un puente aéreo de la droga.

Entre junio y julio, los agentes detuvieron a 19 de personas que conformaban una red especializada en traer cocaína desde Africa mediante correos humanos. Durante la operación, la policía se incautó de 16 kilogramos de cocaína, con un valor de 1,5 millones de euros.