"Extremadura es una zona cuyos vinos no tienen un futuro esperanzador". La frase pertenece a uno de los grandes expertos españoles en investigación vitivinícola. La soltó hace unas semanas en un conocido centro de formación en enología en Madrid. A ninguno de los presentes le sorprendió; ninguno dio un respingo sobre su asiento al escucharlo. Tal vez porque es un lugar común en el imaginario colectivo considerar los vinos extremeños como productos de calidad limitada. Pero eso no se corresponde con la realidad. Y es lo que quieren hacer ver al mundo un puñado de bodegas de la región.

Más allá del cava, algunas de las empresas vitícolas extremeñas se están abriendo paso en el mapa de los grandes vinos. Sin embargo, unas veces por prejuicios y otras por desconocimiento, sus botellas no encuentran el hueco que les corresponde en la cabeza de los consumidores. Muchos ignoran que vinos de la DO Ribera de Guadiana o de Tierra de Extremadura como Matanegra, Valdueza, Cavea, La Zarcita o Madre del Agua se codean en calidad con los grandes riojas, riberas (del Duero), albariños y vinos de jerez. Por eso cinco bodegas han impulsado la Asociación Vinos Selectos de Extremadura, proyecto presentado ayer en Madrid.

Aunar esfuerzos

"Queremos aunar esfuerzos con un objetivo: cambiar la imagen del vino de Extremadura", explicó Alvaro Banús, de Bodegas Carabal, una de las impulsoras de la iniciativa. Situada en Alía, esta empresa ha logrado ya distintos reconocimientos internacionales, como la medalla de plata en el Concurso Bacchus, uno de los pocos certámenes reconocidos por la Organización Internacional de la Viña y el Vino.

La significancia del proyecto está avalada también por la trayectoria de las otras cuatro bodegas. Por ejemplo, Pago Los Balancines, cuyas cepas se encuentran localizadas en Oliva de Mérida, es la firma extremeña que mejores valoraciones obtiene en las últimas ediciones de la guía de referencia en España para los aficionados al vino, la Guía Peñín. Y uno de sus productos, Vaso de Luz, está considerado el mejor vino cabernet sauvignon del año 2013. Por su parte, Palacio Quemado (Almendralejo) está intentando reproducir en la región el éxito alcanzado en sus bodegas andaluzas, donde produce uno de los tres únicos vinos del país calificados con una nota de 98 (sobre 100) por el equipo de cata de Peñín.

"Somos bodegas pequeñas, familiares y de calidad, pero sin recursos bestiales para hacer un marketing potente que sitúe la imagen de nuestros vinos donde se merecen", profundiza Fadrique Alvarez de Toledo, gerente de Marqués de Valdueza (Mérida). Por eso nace este colectivo, que cimentará su actividad en acciones de promoción conjuntas, tanto a nivel nacional como internacional --aunque cada bodega seguirá comercializando sus productos por separado--. El quinto brazo del proyecto es Fernando Toribio, propietario de Bodegas Viña Puebla, impulsor de la extrovertida línea de vinos Torivin y colaborador de Pago Los Balancines. Sin embargo, la asociación no está cerrada a nuevas incorporaciones. "Pueden sumarse otras bodegas siempre que cumplan los requisitos; el primero: calidad máxima", apunta Alvaro Banús.

El acto de presentación ayer fue apadrinado por el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, y el presidente de la Asamblea, Fernando Manzano, ambos en Madrid para negociar con el Ministerio de Hacienda la cuantificación de la deuda histórica. Sin embargo, es más significativo que uno de los padres de la iniciativa que pretende revolucionar la imagen de los vinos extremeños sea Ignacio de Miguel. El reconocido enólogo y colaborador de Carabal respalda la calidad de los caldos de la región: "La realidad es que hay unos vinos buenísimos, no valorados como es debido y que se pueden potenciar mucho más si se trabaja juntos. Quizás sean los vinos más singulares que se puedan hacer ahora mismo en España". Aunque algunos se empeñan en negarles un dorado futuro.