Elche está más dividido que nunca. La profunda crisis de la industria española del calzado, que afecta en esta zona a 3.000 empresas del sector, ha hecho estallar en la ciudad alicantina y la comarca de Vega Baixa el odio hacia los chinos, considerados competidores desleales por vender sus productos a precios mucho más bajos, y cuya presencia se ha disparado en los últimos cuatro años.

La manifestación de medio millar de personas --almacenistas, trabajadores y empresarios del calzado-- el jueves por la noche en el polígono Carrús, en la que los concentrados profirieron insultos racistas, incendiaron dos naves chinas y saquearon un camión, provocaron ayer una reacción inmediata de la Embajada de China en Madrid.

El consul, Ling Ji, llegó por la tarde a Elche, se reunió en un almacén con decenas de empresarios chinos, visitó las naves destruidas y exigió que las autoridades españolas tomen riendas en el asunto, persigan a los autores de los incidentes y garanticen la seguridad de los chinos.

"Mis compatriotas me han expresado su miedo y preocupación. Es incomprensible que en un país democrático como España se pueda llegar a estos extremos", dijo Ling Ji, poco antes de reunirse con el delegado del Gobierno. "Espero que sea un incidente aislado, que no se repita y que ese asunto se resuelva con un resultado satisfactorio", dijo.

CRITICA A LOS AGENTES La embajada mostró su desacuerdo con la "pasividad de la policía" cuando se inició la manifestación, versión que corroboraron unos testigos chinos. "Lo quemaron todo y no hubo ni ley ni policía", decía un trabajador, Liu Jia. Los manifestantes impidieron el acceso a los bomberos y sólo la llegada de refuerzos policiales desde Alicante permitió despejar el camino. Los agentes detuvieron a 10 personas.

Ling Ji no quiso ver un origen racista en la acción de los manifestantes, pese a los gritos de "¡estamos hartos de chinos!" que se escucharon. También el alcalde de Elche, Diego Maciá, y los empresarios del sector del calzado intentaron quitarle hierro a las connotaciones xenófobas de la protesta, que atribuyeron a una minoría. "No somos una ciudad xenófoba", dijo el alcalde.

AYUDA DEL GOBIERNO Empresarios y políticos condenaron los métodos empleados en la manifestación. Defendieron el derecho de empresarios chinos a instalarse en España, pero pidieron al Gobierno que sea menos permisivo con la llegada masiva de comercios extranjeros sin que tengan que cumplir las mismas condiciones que las empresas locales.