La credibilidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) frente a los científicos y los ciudadanos ha resultado seriamente dañada por la forma en que ha actuado frente a la gripe A. Los delegados sanitarios procedentes de 192 países que esta semana han participado en la asamblea general de la organización --científicos que no representan a sus gobiernos-- se mostraron convencidos de que la declaración de alerta pandémica, emitida por la OMS el 11 de junio del 2009, estuvo influenciada por la presión de la industria farmacéutica que, con tal medida, se aseguró la adquisición masiva por parte de los estados de la nueva vacuna antigripal.

En cambio, los 62 ministros de Sanidad que el pasado lunes inauguraron dicha asamblea avalaron las medidas adoptadas por la OMS ante el virus H1N1.

LOS MAS CRITICOS Los países en desarrollo fueron los más críticos con la actuación de la OMS, y los que con más énfasis exigieron que, en adelante, sus gobiernos intervengan de forma más rotunda que hasta ahora en las decisiones del organismo. "Lo que ha ocurrido con la gripe A no tiene precedentes --dijo Hernán Velásquez, delegado de Colombia--. Los estados miembros han perdido la confianza en la OMS, porque han visto que no se ha actuado con neutralidad ni independencia".

Las críticas no alteraron, no obstante, la decisión de la directora general de la OMS, Margaret Chan, de mantener activa la declaración de alerta pandémica gripal, ya que sus asesores no descartan que el virus A cause un nuevo brote infeccioso de gravedad incierta.

Algunos científicos insisten en destacar los aspectos atípicos del virus H1N1 en relación a epidemias gripales previas. Estos datos, consideran no obstante los especialistas, no justifican que el mundo siga en situación de pandemia gripal, ya que en estos momentos no hay infección.

El hecho de que la gripe A haya afectado de forma predominante a niños y adolescentes ha reabierto el debate sobre la eventualidad de ofrecer la vacuna antigripal a los niños.