La vinculación del fracaso educativo que refleja el informe PISA con el bajo nivel de estudios de los padres que hizo el martes el Gobierno recibió ayer una avalancha de duras críticas de las distintas formaciones políticas y el sector educativo. Las objeciones coinciden en que, tanto el presidente del Ejecutivo, Rodríguez Zapatero, como la titular de Educación, Mercedes Cabrera, utilizan este argumento para no reconocer las deficiencias del sistema educativo.

"Achacar los resultados al bajo rendimiento educativo de generaciones anteriores es equivocado y ofensivo", atacó Jorge Fernández, portavoz parlamentario del PP. El exsecretario general de Educación recordó a Zapatero que "ha habido generaciones de padres con un estatus bajo que se han sacrificado hasta el extremo para que sus hijos pudieran tener un nivel de educación superior" y que España tiene una posición socieconómica y cultural por encima de Polonia, Grecia y Eslovaquia, pero en el ranking figura por debajo.

Desde IU, Gaspar Llamazares, calificó la interpretación del presidente de "excusa lamentable", en lugar de reconocer la incapacidad del sistema educativo. "El principal responsable es el sistema, no los padres", coincidieron el presidente de la Asociación de Catedráticos de Instituto, Julián Martín, y la portavoz de la Asociación de Profesores de Secundaria, Blanca García.