Los milagros científicos de la popular serie de televisión CSI no siempre son posibles en el mundo real. El caso del asesino de ancianos de la residencia La Caritat de Olot (Garrotxa) es uno de los más difíciles a los que se han enfrentado los forenses. Fuentes conocedoras de la instrucción judicial han informado de que el juez ha recibido el primer informe del Instituto de Medicina Legal de Catalunya sobre las pruebas toxicológicas de los diez ancianos cuyos cuerpos fueron exhumados para comprobar si murieron a manos del celador Joan Vila. El primer resultado no ha podido ser más desalentador, ya que el instituto ha comunicado que las muestras de dos de los difuntos no son aptas para analizar debido a que están muy deterioradas por el avanzado estado de descomposición.

Se trata de los tejidos que corresponden a los cadáveres de Rosa Baburés Pujol y Lluís Salleras Claret, fallecidos en el mes de agosto del 2009 y el 2010, respectivamente. En su última declaración ante el juez, el pasado 30 de noviembre, Vila se atribuyó la muerte de ambos ancianos, por lo que ahora una tremenda pregunta planea en el aire: Si no se puede puede demostrar que mató a las 11 personas que ha confesado debido al tiempo transcurrido desde las defunciones, ¿se podrá saber algún día a cuántos internos asesinó en realidad?

La confesión de Vila no basta para imputarle todos los crímenes que ha confesado, porque podría estar mintiendo. De hecho, el celador ha variado en numerosas ocasiones su versión. Primero confesó una muerte a los mossos, luego admitió ante el juez que habían sido tres, y un mes más tarde reconoció 11 asesinatos.

Desde el punto de vista penal, el hecho de que Vila haya matado a más de tres personas es irrelevante, porque la condena que se le puede aplicar ya no puede ser más alta. Descubrir cuántos asesinatos cometió es importante para la tranquilidad de las familias y para establecer la cuantía de las indemnizaciones.