Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto el mecanismo por el que las bacterias intercambian entre ellas fragmentos de su código genético (ADN) y consiguen adaptarse rápidamente a un ambiente cambiante, por ejemplo, a un fármaco que intenta combatirlas. Ese es el procedimiento que permite a las bacterias inactivar la presencia de los antibióticos y resistirlos hasta hacerlos ineficaces.

El hallazgo, que ha dirigido el doctor Miquel Coll, desde la sede del CSIC en Barcelona, podría conducir al diseño de fármacos que impidan la resistencia bacteriana a los antibióticos, un fenómeno que en España afecta a cerca de un 10% de la población. Estas resistencias complican seriamente el tratamiento de infecciones graves, y de manera muy especial las adquiridas en el quirófano de un hospital, ya que obliga a buscar una alternativa en situaciones límite.

Hasta ahora se sabía que las bacterias se adaptan a gran velocidad a la presencia de un ambiente que les es hostil, pero se desconocía cómo sucedía.