Lo que ha cambiado la vida gracias al recién premiado google . Con este invento se puede enterar uno de casi todo, desde las proezas más geniales hasta las más estúpidas investigaciones. Entre estas últimas me ha llamado la atención la de unos que han demostrado que las ratas no distinguen el japonés del holandés cuando se pronuncian las palabras al revés. Ahora que nos han desvelado este dilema, sin el cual no podíamos conciliar el sueño, me pregunto cómo no estarán los investigadores de medio mundo intentando algo que sí cambiaría el rumbo de la humanidad. La idea consistiría en tener a nuestro alcance las teclas Ctrl Z , esas que en informática sirven para deshacer las meteduras de pata y que todo vuelva al estado anterior. Una herramienta de este tipo sería la solución de muchos de los problemas que padecemos y, aunque sea imposible una aplicación tan perfecta en los humanos, al menos se podrían lograr avances en lo que se refiere a la aceptación social del reconocimiento del error y consideración pública de la rectificación. En política cuesta mucho usar estas maravillosas teclas: si se mete la pata hasta el corvejón, siempre es mejor seguir hacia delante y negar el error antes que reconocerlo, como le pasó a Ana Palacio cuando auguró que la guerra de Irak serviría para bajar el precio del crudo. Pues se ha multiplicado por cinco y no le digo nada de los muertos, señora. Y mientras tanto un tal Yamamoto crea un método para extraer vainilla de los excrementos de la vaca y un tal Mahadevan estudiando cómo se arrugan las sábanas.