De aquí no sale nadie. Las autoridades de Hong Kong no se han andado con chiquitas. Están escamadas desde el verano del 2007, cuando la excolonia británica se convirtió en el epicentro de la epidemia del SARS, con 300 muertos y el hundimiento del turismo. Cien turistas, al menos cinco españoles, y 200 empleados que se encuentran en el Hotel Metropark, donde se alojó el primer diagnosticado de gripe A en Asia --un mexicano--, deberán guardar allí cuarentena de siete días mientras son analizados.

Policías con mascarillas custodian las selladas salidas del establecimiento de cuatro estrellas, en el distrito más céntrico de la isla, que concentra una gran actividad de oficinas por el día y buena parte de la vida nocturna, con abundantes locales de copas y prostíbulos.

Respetar el anonimato

Encerrados en sus habitaciones con vistas, los huéspedes matan el tiempo como pueden: durmiendo, tomando antigripales, midiéndose la temperatura, hablando por teléfono o enviando mensajes a sus familiares. Tienen acceso a internet y a las emisiones de televisión. "Los cinco españoles están bien y no tienen por el momento ningún síntoma. Han expresado su deseo de no ser identificados", relató Juan Luis Flores, cónsul español en Hong Kong.

Entre ellos figura una barcelonesa que viajó por negocios y que ayer entró en contacto telefónico con su marido y familiares. También se encuentran retenidos en el hotel tres vascos. Dos también viajaron por negocios a la isla. El otro es un turista, al igual que el quinto. Todos tenían previsto regresar mañana a casa.