La comarca coruñesa de Ferrol vivió ayer una jornada de luto por la muerte de cuatro personas que trabajaban para la Industria Auxiliar del Naval en uno de los accidentes laborales más graves de los últimos años. Los trabajadores fallecieron por asfixia a las siete de la mañana en el interior de un tanque de la fragata F-311 Roald Amundsen que los astilleros ferrolanos de Navantia construían para la Armada noruega y que estaba previsto botar el 25 de mayo.

La más joven de las víctimas, Ana Paz Vilariño, de apenas 20 años y que trabajaba para la firma Mainfer, fue la primera en entrar en el tanque para comenzar la limpieza y se desplomó. Una mujer que vio lo ocurrido pidió auxilio y dos compañeros de la misma empresa, Eduardo González Val y Juan Carlos del Real, ambos menores de 30 años, acudieron a su llamada. Se metieron en el habitáculo y cayeron fulminados.

Una cuarta persona, el soldador José Luis Veiga, de 45 años y trabajador de la empresa Tecnymo, fue en ayuda de los tres afectados y también cayó en el acto. La mujer que dio la alarma no llegó a entrar en el recinto, pero tuvo que ser hospitalizada al sufrir una crisis nerviosa.

Investigaciones posteriores demostraron que el nivel de oxígeno del tanque, de apenas cuatro metros cuadrados, era mínimo, aunque se desconoce aún por qué. Las primeras hipótesis apuntan a la posibilidad de que se produjese una fuga de gases del sistema de refrigeración, o que el tanque se viese afectado por emanaciones procedentes de los trabajos de soldadura, concretamente de gas argón, que no es en sí nocivo, pero que puede desplazar el oxígeno de un espacio reducido. El juez ha abierto una investigación, al igual que la compañía Navantia, el comité de empresa y la Xunta.

SUMIDOS EN EL DOLOR El accidente provocó gran conmoción en la comarca ferrolana y en los empleados de los astilleros, que cesaron su actividad durante todo el día y no volverán a trabajar hasta mañana. Numerosos colectivos y personalidades expresaron su pesar por lo ocurrido y su cariño y solidaridad hacia las familias de las víctimas.

El siniestro llegó incluso al debate sobre el estado de la nación, celebrado ayer en Madrid, donde el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, transmitió sus condolencias y las del Congreso de los Diputados a los familiares de los cuatro trabajadores fallecidos y dijo que la siniestralidad laboral arroja en España "cifras inaceptables".

El líder de la oposición, Mariano Rajoy, también inició su discurso en el Parlamento con una referencia al accidente.