Steven Spielberg es el cineasta con más éxito de todos los tiempos. Ha trabajado desde el género de la ciencia ficción hasta el drama, pasando por la fantasía o la aventura. Sus trabajos como director y productor han recaudado más de 10.000 millones de euros en todo el mundo y le han aportado tres Oscar. Hoy ya no necesita tarjeta de presentación.

Su última película, Atrápame si puedes es una tragicomedia basada en una historia real interpretada por Leonardo DiCaprio y Tom Hanks. El personaje es un experto en fraudes que ha acabado asesorando al FBI. ¿Qué pretende explicar?--Contar una historia sobre padres e hijos y lo lejos que puede llegar uno cuando se propone hacer algo en la vida. En este caso, intentar reunir a unos padres divorciados, sólo que, en el caso del protagonista, que se llama Frank Abagnale, en vez de hacerlo de forma convencional, creó su propio mundo y se inventó a sí mismo dentro de él. Antes de cumplir 19 años se hizo pasar por piloto, médico, abogado y maestro. Sin duda, es un hombre extraordinario. Un impostor que utilizó al sistema y éste acabó utilizándole a él. Esto sólo ocurre en Estados Unidos.--Hay tantas cosas que sólo ocurren en este país... Para empezar, elegir a un presidente como George Bush. Sólo en este país un hombre como yo consiguió burlar al portero de los estudios Universal haciéndome pasar por director de cine. Iba todos los días, con traje, corbata y un portafolios vacío, me metía en una oficina y me hacía pasar por ejecutivo. Así conseguí hablar con el presidente de los estudios y proponerle mi idea para mi primera película. Tenía sólo 18 años. América es un país que te ofrece todas las oportunidades, unos las usan para mal y otros para bien, como fue mi caso. El sueño americano no es una fantasía, es un hecho, y esta película representa eso. Aquí consigues hacer tus sueños realidad si tienes el valor y las energías para llevarlo a cabo.

Un impostor que utilizó al sistema y éste acabó utilizándole a él. Esto sólo ocurre en Estados Unidos.

¿Le han robado o engañado?--Sí, cuando tenía 8 años. Me inflaba de comer cierto tipo de cereales porque decían que reuniendo tres etiquetas y enviando 10 dólares a la dirección que indicaban te regalaban medio metro cuadrado de tierra en Alaska. Era una marca muy conocida de cereales. Ahorré durante tres meses para juntar ese dinero. Naturalmente, todo era mentira, pero como yo, mucha gente picó..

La historia de su protagonista ocurrió en los años 60, ¿cree que lo podría hacer hoy?--No, naturalmente que no. Hoy sólo pueden hacer esas cosas los piratas informáticos. En los años sesenta, la sociedad americana era muy inocente, la gente confiaba en todo el mundo y por eso era posible hacer esos fraudes. Esa América ya no existe. ¿Está desencantado de su país?--No, en absoluto. Simpatizo con mi país. Creo que es la primera vez, desde la segunda guerra mundial que todos nos hemos puesto de acuerdo para luchar contra el fantasma del terrorismo, un enemigo común para todos.

¿Está desencantado de su país?

¿Siente nostalgia de los años 60?Sí, mucha. Eran los años de mi adolescencia, los recuerdo como si fuera ayer. Fue cuando rodé mis primeras películas en 8 y 16 mm. Siento nostalgia, sobre todo por la seguridad que se vivía en esos años, excepto por el episodio de Bahía Cochinos y la crisis de los misiles en Cuba. Jamás cerrábamos la puerta de casa, regresaba solo a casa del colegio y siempre me sentí muy seguro.

Recientemente visitó Cuba, ¿Cuál fue el motivo de su viaje?--Me invitó la Escuela Internacional de Cine. Se proyectaron 10 de mis películas y tuve ocasión de reunirme con estudiantes de la escuela, cineastas y con la comunidad de artistas, escritores y músicos. Fue sido una visita cultural más que nada. Nunca había estado en Cuba, pero había visto muchos documentales y siempre tuve un gran interés por ese país. Quería conocer el punto de vista de los cubanos respecto a los Estados Unidos. ¿Conoció a Fidel Castro?--Sí, tuve una charla de ocho horas con él. Bueno, más bien una charla suya, porque yo casi no abrí la boca (risas). Es un hombre extraordinario, con una vitalidad sorprendente, a pesar de tener 76 años. Mi impresión de Cuba es que es un país con una gran vitalidad, con una cultura floreciente, tanto en el cine como en la música, pero también hay una gran tristeza por la falta de libertad. Nadie se queja de las condiciones de vida, sino de no poder hacer lo que les gusta, como viajar y poder conocer otros países, otras culturas, trabajar en otros lugares. Todos aman a Cuba por encima de todo y no dudan en que les gustaría acabar sus días allí, pero habiendo conocido otras cosas. Se sienten atrapados. Antes mencionaba a su padre. Sus tres últimas películas hablan de la relación entre padres e hijos. ¿Por qué ese interés?--Es un tema que siempre me ha interesado. Creo, sinceramente, que todo lo que somos se lo debemos a nuestros padres. Ellos son los que nos han pasado toda la información, más que nuestros profesores, amigos o los medios de comunicación. Todo empieza en casa, por eso me preocupo tanto de mi familia e intento dedicarles el mayor tiempo posible. Mis padres cometieron errores conmigo que no quisiera cometer yo con mis hijos.

¿Conoció a Fidel Castro?

Antes mencionaba a su padre. Sus tres últimas películas hablan de la relación entre padres e hijos. ¿Por qué ese interés?

¿Qué clase de errores?