Un informe hecho público ayer por la Liga Neumológica Europea (IRS) y el Instituto Nacional del Cáncer de Francia (Inca) denuncia las estrategias de las tabacaleras para evitar, retrasar o debilitar las leyes de protección frente al humo ambiental del tabaco. Los autores del informe (consultable en www.ersnet.org) subrayan que en los años 70 diversos estudios constataron que el humo del tabaco era cancerígeno y nocivo también para los no fumadores.

Según Pascal Diethlem, presidente de OxyRomandie, asociación suiza para la prevención del tabaquismo, la industria "ha mostrado un empeño incansable para negar la evidencia sin ningún tipo de restricciones éticas".

Diethelm y el otro autor del estudio, Matin Mckee, profesor de la Escuela de Higiene de Londres, aseguran que durante muchos años gran parte de la investigación en tabaco fue sufragada por las tabacaleras, lo cual dice poco sobre su naturaleza "independiente".

Según Diethmen y Mckee, las tabacaleras orientaron después sus esfuerzos a controlar los simposios, mediante una selección de los científicos, y la forma de ofrecer las conclusiones a los medios de comunicación. "Así --denuncia el informe-- trataron de mantener un clima artificial de controversia y duda sobre las evidencias científicas, que ya eran muy claras y concluyentes en los 80".

En la siguiente etapa, la industria se esforzó en desacreditar a los más prestigiosos científicos como Hirayama, White y Tricopoulus que hallaron evidencias indiscutibles del riesgo del humo ambiental y de peso para regular el consumo de tabaco en los lugares públicos.