Un estudio realizado por investigadores estadounidenses ha documentado numerosas plantas de colza modificada genéticamente creciendo de forma silvestre en los arcenes de las carreteras y en otros terrenos baldíos, lejos de los cultivos donde fue plantada, lo que supone la mayor evidencia hasta la fecha de que las variedades transgénicas pueden sobrevivir y prosperar sin necesidad de cuidado alguno.

La colza (Brassica napus), cultivada con profusión en Dakota del Norte y también en Minnesota, se utiliza como forraje y para la elaboración de aceite vegetal. La variedad transgénica más común confiere al vegetal una resistencia al uso de herbicidas.

RECORRIENDO CARRETERAS

Durante el mes de julio, los científicos, pertenecientes a la Universidad de Arkansas, la Universidad Estatal de Dakota del Norte, la Universidad Estatal de California en Fresno y la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU, recorrieron 5.400 kilómetros de carreteras del estado de Dakota del Norte, parando cada cinco kilómetros, y recogieron muestras de 406 plantas de colza.

Los resultados se han presentado en la reunión anual de la Asociación Ecológica de América, que celebra en Pittsburgh su 95ª edición con la presencia de 3.000 personas.

EL 86% DE LAS MUESTRAS ESTABAN CONTAMINADAS

Según los científicos, coordinados por Meredith G. Schafer (Universidad de Arkansas), de las 406 plantas recogidas, el 86% (347) dio positivo en la prueba de la proteína CP4 EPSPS (que confiere tolerancia al herbicida glifosato) y en la de la proteína PAT (que confiere tolerancia al herbicida glufosinato), dos evidencias de que se trataba de plantas modificadas.

En opinión de las asociaciones críticas con los transgénicos, el estudio demuestra lo difícil que es frenar la expansión de los cultivos. Las autoridades estadounidenses, no obstante, insisten en que este hecho no tiene por qué ser necesariamente un problema. Monsanto, fabricante de la colza, dijo obviamente que los resultados no eran ni sorprendentes ni alarmantes.

POLINIZACIÓN CRUZADA

"Se hallaron también dos plantas con genes modificados, resultados de una polinización cruzada", prosigue Cynthia Sagers, coautora del estudio y también investigadora en la Universidad de Arkansas. "Las variedades con varios rasgos transgénicos aún no se han comercializado, por lo que este descubrimiento sugiere que se están reproduciendo poblaciones asilvestradas y que se han establecido fuera de los cultivos", añade la científica.

Como las semillas de la colza son muy livianas, se dispersan por el aire con facilidad. En algunos lugares, las plantas transgénicas estaban tan juntas como en un sembrado. Aparecieron incluso en cementerios y terrenos sin uso.

LAS AUTORIDADES ESTADOUNIDENSES NO LO PROHÍBEN

Estados Unidos no regula los cultivos modificados porque las autoridades creen que la transferencia de genes a la naturaleza no es dañina. La Unión Europea ha sido más cauta en este sentido y establece la obligatoriedad de un margen de separación entre cultivos.

Es la primera vez que se confirma a gran escala un caso de contaminación por transgénicos en EEUU, aunque resultados en la misma línea se habían obtenido en Canadá y Japón. Lo que sorprendió especialmente a los investigadores fue la ubicuidad de las variedades modificadas de colza: la mayor densidad se encontró cerca de los campos agrícolas, lógicamente, pero también se hallaron "en medio de la nada", insiste el estudio. Curiosamente, sondeos anteriores con maíz y soja transgénicos no obtuvieron resultados concluyentes pese a que la superficie cultivada en EEUU es muy superior a la de la colza.