TDtesde el balcón de una mujer árabe cae una caca de perro. Cae encima de un tipo italiano que pasaba por allí, y ya está el lío armado. Choque de civilizaciones. El tipo se pone hecho una furia. Lanza al aire insultos en un italiano tronante y multicolor, aunque yo lo único que entiendo es figlia di puttana . A ella no le entiendo ni una palabra, y eso que también chilla lo suyo. Por si la sangre llega al río, me quedo a observar. Pero nada. El italiano sigue su camino refunfuñando y la señora cierra el balcón entre maldiciones. Menos mal, me digo, que el percance ha sido entre extranjeros, porque si la caca cae sobre un español lo veo subiendo a disculparse por interferir el natural camino de los excrementos. Y es que por aquí nos tomamos muy en serio la sensibilidad de las minorías. Sobre todo cuando son de las que meten el miedo en el cuerpo. Puede que usted crea que es broma, pero yo tengo un amigo llamado Pepe Matamoros que, por evitarse líos, se ha hecho imprimir tarjetas de visitas con un nuevo apellido: Pepe Crucedeculturas. Cómo recriminárselo. El miedo está en el viento. El Papa pide perdón, los viñetistas de los periódicos se esconden en zulos, se suspenden óperas de Mozart , las fiestas de los pueblos tergiversan la historia y hacen como que a los judíos y a los moros no los echamos de España, sino que les invitamos a abandonar nuestros dulces espacios habitacionales. Quién entiende este inmenso lío. Imposible el cruce de culturas con tanto loco con los cables cruzados agraviando en nombre de Dios. Dicen que el problema surge entre las tres religiones del Libro. Pues, por favor, que Europa sepulte el Libro y reviva a Sócrates .