El río más caudaloso de España está afectado por tres grandes heridas medioambientales que le mantienen enfermo. La del pantano de Flix, generada por la empresa química Ercros, es la más grave, pero, según los expertos, no hay que menospreciar la agresión que genera la central nuclear de Garoña, en Burgos, y la empresa de insecticida Montecinca, en Monzón (Huesca).

La fábrica Ercros es uno de los puntos negros por los que el Ebro absorbe gran cantidad de contaminantes que se acumulan en el fondo del pantano, tal como ha detallado un reciente estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Pero técnicos y especialistas coinciden en señalar los otros dos proyectiles clavados en este cauce de 910 kilómetros. "Podemos dar como cierto que la contaminación se acumula en Flix, pero no es el único punto", advierte el hidrogeólogo Antoni Canicio al conocer las conclusiones del informe divulgado esta semana.

VETO AL CONSUMO DE PECES La organización ecologista Greenpeace mantiene desde hace años una insistente campaña de denuncia contra el principal foco de contaminación por Dicloro-Difenil-Tricloroetano (DDT) en la cuenca del Ebro. Procede de las instalaciones de la planta de Montecinca, en Monzón, "la única que contamina por DDT en Europa", advierte Greenpeace. Análisis en el canal de salida de vertidos al Cinca, afluente del Ebro, revelaron que había concentraciones 3.000 veces superiores a las recomendadas por la Confederación Hidrográfica.

"El DDT es un compuesto que actúa como disruptor hormonal, se incorpora a los seres vivos mediante la cadena alimenticia y afecta a la salud", explica Julio Barea, responsable de la Campaña de Aguas de Greenpeace. Añade que el Gobierno de Aragón recomendó hace 4 años no consumir peces de esa zona.

La organización envió esta semana una carta al conseller de Medio Ambiente, Salvador Mil , en la que le solicitan que encargue estudios de toxicidad en los sedimentos y peces de la confluencia del Cinca y el Segre.

El tercer caballo de batalla está situado en un meandro del Ebro, en Burgos. Tras 34 años años en funcionamiento, "la central nuclear de Santa María de Garoña está aquejada de numerosos achaques", asegura la plataforma Iniciativa Ciudadana por el Cierre de Garoña. "Sus problemas técnicos, sumados a las deficiencias de diseño, demuestran que es una instalación insegura y obsoleta", expone la plataforma. La central sufre problemas de agrietamiento de los tubos de la vasija del reactor desde 1981. Los ecologistas creen que ha habido vertidos radiactivos.