TEtl pasado jueves publicaba el diario La Razón una entrevista con Carmen Maura , que está en pleno rodaje de El menor de los males . La actriz exhibe ante el lector una presencia de ánimo que no podría ser abatida ni con un Katiusha . De ahí que la periodista Cecilia García haya titulado la entrevista con este aserto maurista : "Deprimirse no es nada práctico". Nada que objetar. Lo malo de deprimirse es que luego uno tiene que desdeprimirse . (No entiendo por qué este verbo no está recogido en el DRAE; será que nuestros académicos de la Lengua Española no se deprimen nunca). Dice la Maura que huye de los agobios innecesarios: "Soy Scarlet O´Hara . Cuando veo un problema y no encuentro la solución, me digo: Mañana lo pensaré". Lo que no explica la artista es cómo distinguir los agobios innecesarios de los que lo son; ni tampoco por qué las soluciones se encuentran con mayor facilidad al día siguiente, como si la simple caída de una hoja marchita del calendario fuera mano de santo ante la adversidad.

Me consta que mucha gente ha hecho de su vida lo que, dicen, ha de ser la política: el arte de lo posible. Pero en este tema rescato al pesimista Schopenhauer , que miraba con recelos (que comparto con matices) a aquellos que siempre salen victoriosos en su adaptación al hábitat. Para el filósofo, bajo ese posibilismo triunfante se esconde cierta miseria moral. Puede que Scarlet O´Hara y Carmen Maura sean dos modelos a seguir, pero prefiero el de Woody Allen , un tipo acostumbrado a volver la mirada atrás a cada paso para evitar que su propia sombra le corte la yugular con una afilada guadaña.