Si los sumideros suelen absorber agua, los de carbono lo hacen con el CO2. Es decir, eliminan dióxido de carbono de la atmósfera, uno de los gases de efecto invernadero (GEI) que están acelerando el calentamiento global.

El proyecto Iniciativas extremeñas de sumideros de carbono en municipios, enmarcado en la Estrategia Extremadura 2030, financiado con fondos europeos, coordinado por Aupex y desarrollado por Adenex, busca que los bosques y pastizales de la región puedan vender el oxígeno que aportan a la atmósfera.

Existe un mercado de emisiones en el mundo, donde las empresas o industrias que llegan al tope de emisiones de GEI que tienen asignadas según el Protocolo de Kioto, pueden comprar a otras instalaciones una parte de sus derechos de emisión. Así mismo, pueden «invertir» en sumideros de carbono. En función de esa inversión, se descuentan GEI del total de sus emisiones, lo que les permite llegar al tope que se les tenía asignados.

El proyecto que coordina Adenex divulga esta posibilidad a los propietarios de terrenos con pastizales, dehesas o bosques. Ya se han reunido con cincuenta municipios y según Jesús Valiente, de la directiva de Adenex, ha habido «muy buena aceptación». El papel de Adenex es el de «informar, asesorar y animar» a los propietarios a participar en este mercado, aclara Valiente.

La compra de estas compensaciones se haría a través del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y puede suponer una vía de ingresos para los propietarios, ya sean públicos o privados.

¿Cuánto cuesta el oxígeno? El mercado es fluctuante y, como la bolsa, especulativo; pero sin duda, para los municipios con dehesas boyales o bosques públicos y los propietarios de fincas, incluso de un tamaño reducido, podría suponer una vía de ingresos.

Entrar en el programa implicaría una serie de compromisos por parte de los propietarios de los terrenos, que serían, básicamente, el de mantener esos ecosistemas durante un tiempo determinado.

Para Jesús Valiente, «la mejor forma de luchar contra el cambio climático desde Extremadura es conservar y regenerar la dehesa». Este ecosistema tan característico de la región está en una situación delicada, porque «se van muriendo los árboles y se va acabando la dehesa, porque no hay árboles nuevos que sustituyan a los viejos», añade.