´WILLARD´

DIRECTOR: Glen Morgan. INTERPRETES: Crispin Glover, R. Lee Ermey, Lara Sadiq. SALAS: Cáceres, Plasencia, Badajoz.

Nada más comenzar Willard y escuchar la voz grave y quejumbrosa de la madre del protagonista, olfateamos el rastro de Hitchcock y su Psicosis ; lo percibimos con mayor precisión en la escena del sofá al que las ratas van acudiendo con el ritmo lento y amenazador de los pájaros en la famosa escena de la escuela de una de las obras cumbre del director británico. Willard bebe, en fin, del mejor cine de suspense y, por qué no decirlo, de otras muchas fuentes incluida la película original que se hizo en 1971, también titulada Willard .

Pues bien, justamente las fuentes de las que bebe esta nueva Willard ponen en evidencia sus propias carencias.

Probablemente porque sus creadores han dedicado más energía creativa a incrementar la espectacularidad de las escenas que a construir un entramado narrativo de solidez.

Prácticamente a los quince minutos de película somos ya conscientes de casi todo lo que va a suceder y esa es, sin duda, la muerte del suspense.

UN HOMBRE INTROVERTIDO

El filme narra la historia de Willard, un hombre tímido e introvertido, despreciado por sus padres y humillado por su jefe que, en su soledad, encuentra en las ratas el único consuelo y también el modo de vengarse de la sociedad. Los planteamientos éticos y sociales son excesivamente maniqueos.

Sólo hay que observar el personaje del jefe (Lee Ermey), de una sola pieza y sin matices. La identificación con Willard (o su crítica) es complicada porque el filme se recrea en su relación más superficial con los roedores en vez de profundizar en sus sentimientos y motivaciones. Quizá con menos ratas y más personajes el filme hubiera sido excelente.

Willard no es una mala película porque posee imágenes atractivas construidas con criterio y una estética coherente, porque logra otorgar a las ratas cierta entidad como personaje colectivo, porque, en definitiva, no aburre. Pero tampoco funciona bien ni como filme de terror/suspense, ni como drama psicológico ni como drama social.