El dengue --en su variante letal, la "hemorrágica"-- amenaza con convertirse en una pesadilla en algunos países suramericanos. La situación es alarmante en el brasileño estado de Bahía. En los primeros meses del año, los casos han aumentado el 291% respecto al 2008. Lo padecen casi 30.000 personas. Según el Correo da Bahía, las víctimas fatales ascienden a 62, pero O Globo afirma que cada tres días se contabiliza una muerte a causa de la picadura del mosquito Aedes aegypti. El problema también es grave en Acre, Pará y Minas.

En Bolivia han fallecido otras 24 personas; en el norte de Argentina, dos, mientras que en Paraguay ya se ha registrado el deceso de una menor que vivía a 20 kilómetros de la capital.

El dengue es una infección que causa fiebre alta, jaqueca, vómitos y erupciones rojizas en la piel. Lleva la marca del subdesarrollo, agravada por los efectos del cambio climático. Bolivia padece la peor epidemia de la última década. Ocho de sus nueve provincias contabilizan unos 60.000 casos, el 71% de los cuales se han registrado en Santa Cruz. Benedicta Espinoza es una de las que ha sentido zumbar el peligro a su alrededor. Días atrás vio entre los árboles a un hombre cargado con un instrumento de fumigación. Era Evo Morales.

El presidente roció el veneno y continuó el trabajo en la casa vecina del barrio del Primero de Mayo. Morales en un principio subestimó la gravedad del problema. Después confesó temer que el dengue se volviera "imparable" y se puso al frente de la "jornada de limpieza" en las zonas pobres de Santa Cruz. "Vengo a trabajar como cualquier soldado contra esta basura, estos recipientes plásticos que hacen que se reproduzcan los mosquitos", dijo.

Junto con Morales se movilizaron miles de personas. Pero a Bolivia le faltan recursos para evitar que el mal se propague. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina acaba de desarrollar un eficaz insecticida contra el Aedes aegypti. Pero aUN falta tiempo para que el hallazgo se fabrique masivamente.