Puede que su aparición en anuncios publicitarios haya sido frenada, pero el tabaco, como el diablo, conoce otras formas de continuar ejerciendo su influencia. Según denunció ayer el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), organismo que agrupa a más de 40 asociaciones profesionales y sociedades científicas del sector sanitario, el humo, tras ser desterrado de vallas y espots, ha encontrado refugio en las series de televisión y las películas.

"Que no digan que es cosa del pasado, porque lo estamos viendo todos los días en España tanto en largometrajes autóctonos como extranjeros y en teleseries de producción nacional", dijo la doctora María Angeles Planchuelo, presidenta del CNPT, que ha pedido al Gobierno un cambio en la reglamentación. La asociación aboga porque las películas y series en las que aparezca el humo de los cigarrillos consignen este hecho en los títulos de crédito e introduzcan avisos sanitarios sobre los perniciosos efectos del tabaco.

Aunque considera positivo que cada vez más países, como España, hayan prohibido las formas tradicionales de promoción de los cigarrillos, Planchuelo cree que "uno de los factores que más influyen en el inicio de la conducta de fumar en los menores es la exposición repetida a películas y series en las que sus actores favoritos aparecen fumando continuamente".

ARMA PODEROSA Para demostrar su tesis, el CNPT --que ha denunciado este fenómeno ante la ministra de Cultura, Carmen Calvo--, echa mano de un estudio realizado por pediatras en hospitales universitarios de Estados Unidos. El ensayo, llevado a cabo con 4.919 escolares de 9 a 15 años, reveló que el 31,3% de quienes habían visto más de 150 escenas de consumo de nicotina en el último año fumaban, mientras que el 4,9% de los que se expusieron a 50 escenas se iniciaron en el hábito.

EL VALOR DEL PITILLO "Un cigarro en manos de una estrella se convierte en un instrumento poderoso: sirve de apoyo para cuando los intérpretes están felices o tristes, cuando tienen problemas e, incluso, cuando no tienen nada que hacer", razonó Planchuelo. ¿Y dónde queda la libertad de expresión?, se pregunta esta experta, quien responde: "El más elemental análisis crítico sobre lo que hay detrás de la pretendida libertad de expresión con la que se presentan las estrategias de promoción encubierta del tabaco --dijo-- revela que dichas estrategias solo benefician a los intereses de las tabacaleras".