Psicólogos británicos y norteamericanos estudian desde hace varios años hasta qué punto la meditación puede reprogramar la mente de quien sufre depresión profunda, o la del delincuente con conducta antisocial. John Teasdale, de la Unidad de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de Cambridge (Reino Unido) ha combinado con personas deprimidas la meditación analítica con terapias cognitivas.

En la cárcel Kings County North Rehabilitation Facility, de Seattle, se organizan cursos de meditación dirigida a observar la respiración y el instante presente. Los reclusos permanecen sentados 11 horas al día durante dos semanas. Su resultado ha sido una reducción de reincidentes.