Nacido en Badajoz hace 43 años, descubrió el budo cuando sólo era un niño, viendo la serie Kung fu de David Carradine, que le abrió las puertas del mundo oriental. Desde hace 22 años enseña artes marciales en la escuela que posee en Badajoz, lo que compagina con trabajos en proyectos sociales dentro y fuera de España. A las puertas de su escuela en la capital pacense, luce orgulloso la bandera de la paz del movimiento Roerich .

--¿Su escuela se llama Henshinkan dojo, ¿qué significa??

--Significa la casa del espíritu del sable. Es un centro dedicado al budo , al lugar donde se aprende un camino. Aquí enseñamos kárate-do para niños, jóvenes adultos; akido , que es un arte marcial no violento; kenjutsu , el arte marcial del sable, practicando la escuela Katori Shinto Ryu , de 600 años de antigüedad. También hacemos tai-chi , con el maestro Jesús Iñesta, y kali/eskrima con Emilio Puig.

--¿Las artes marciales sirven sólo para pelear. ¿Verdad, mentira o leyenda?

--Un arte marcial es un arte de combate, una forma de aprender a mover el cuerpo para defenderte. El budo es un concepto que entiende que el arte marcial no es un arte agresivo, sino defensivo, que sirve para enriquecerte interiormente. Es una manera de entender que la violencia no tiene sentido.

--¿La técnica que utiliza es arte, deporte o competición?

--Mis alumnos vienen, practican y se marchan a sus casas, no compiten; es una filosofía no deportiva. El arte marcial se practica durante toda la vida por amor a él, no para ganar un campeonato o una medalla. Mi planteamiento es educativo, cultural y saludable.

--¿Cuánto influyen el físico y la mente en sus artes marciales?

--Es un todo. El físico es importante hasta cierto punto, porque cada uno se impone su propio criterio e intensidad, de manera que si está cansado puede pararse y sentarse a mirar la clase desde otro ángulo, que también se aprende. No hace falta tener un cierto estado físico, sino ganas de aprender para que uno le pueda enseñar.

--¿Las artes marciales terminan de aprenderse alguna vez?

--Nada en la vida termina de aprenderse. Empecé a hacer artes marciales a los 14 años y ahora, con casi 44, me voy a Japón el día 30 para entrenar y practicar. No hay nada aprendido, siempre se está aprendiendo.

--¿Cree que las artes marciales tienen mala prensa?

--Más que eso, creo que la gente las tiene desenfocadas, pues a veces se establecen paralelismos entre las artes marciales y la violencia o ciertas películas. Y es una pena, porque es una cultura con muchos siglos de antigüedad y con grandes valores que utilizar.

--¿Y cree que se puede vivir de este mundo?

--Yo vivo de esto. Tengo a mi cargo un gabinete de osteopatía, doy algún curso, hago mis clases y viajo, lo cual recomiendo a todo el mundo. Ahora tenemos una gran ilusión con un proyecto de intercambio de estudiantes con un compañero de Escocia, y la idea, en un futuro próximo, es extenderlo por todo el mundo.