“No es extraño, pero sí difícil”. La ley del silencio que impera entre los ocupantes de las pateras que arriban a las costas españolas complica en muchas ocasiones la identificación de los organizadores de esas travesías. Sin embargo, y gracias a la colaboración de tres de esos ocupantes, convertidos ahora en testigos protegidos, la Policía Nacional ha logrado detener al presunto patrón de una embarcación localizada en aguas del Mar de Alborán el pasado 31 de enero. Los servicios de salvamento lograron rescatar a 11 personas, pero otras tres desaparecieron al volcar la lancha cuando los ocupantes se pusieron en pie en su ansia por ser rescatados.

Fuentes policiales han explicado que el detenido ha sido identificado como A.H., de 28 años y origen argelino. Tras pasar a disposición judicial, permanece ya en prisión acusado de un supuesto delito de tráfico de personas y una infracción de la ley de extranjería, al intentar entrar de manera irregular en España.

'PASAJE' DE 600 EUROS

Las pesquisas han permitido además establecer cómo se organizó el viaje que partió la madrugada del día 29 de enero de la playa de Kristel (Argelia) y terminó dos días después a 16 millas (unos 30 kilómetros) de Mesa Roldán, en Carboneras (Almería). Las mafias cobraron 600 euros a cada uno de los 14 ocupantes de la embarcación, y el presunto patrón fue la persona que les ayudó a acomodarse en la barca y les dio las señas del punto exacto de salida y la hora a la que intentarían la travesía. Asimismo, les alentó a que, en caso de ser rescatados, manifestaran que entre todos los ocupantes habían manejado el timón y la brújula y que todos se conocían entre ellos.

Se trata del modus operandi habitual de las mafias que trafican con personas en el norte de África, señalan fuentes conocedoras del caso, detallando que lo normal es que a bordo suelan viajar una o dos personas que han actuado de enlace, “en la mayoría de los casos,miembros de redes organizadas que hacen de la introducción ilegal de inmigrantes por el mar Mediterráneo su modus vivendi”. Los verdaderos responsables de las mafias permanecen al margen,“inaccesibles” para los cuerpos de seguridad españoles, y son estos intermediarios quienes localizan a los posibles clientes y organizan los preparativos del viaje, ya que conocen bien la embarcación y saben manejarse con la brújula. Los agentes insisten en la dificultad de vencer las reticencias de los inmigrantes una vez que alcanzan tierra firme y pasan a disposición policial para iniciar los expedientes de expulsión.

TESTIGOS PROTEGIDOS

Para ello, agentes especializados del Frontex, el cuerpo encargado de vigilar las fronteras europeas, celebra entrevistas individuales con cada uno de los inmigrantes. “Ahí es más fácil encontrar a alguno dispuesto a delatar al patrón”, explican. A cambio, reciben protección y la calificación de testigo protegido. El proceso puede llegar a durar meses, aunque se agiliza cuando, por ejemplo, descubren que uno de los ocupantes porta la brújula o el resto de inmigrantes le hace el vacío durante su estancia en los CIE.

“La policía siempre se entrega a fondo, más cuando hay vidas humanas en juego”, subrayan. La protección de los testigos, aseguran, suele funcionar, y como además los responsables de las mafias desconocen a las personas que han pagado, es más difícil que puedan adoptar represalias contra sus familiares en sus países de origen si, llegado el caso, descubren la identidad del testigo.