Pasquale Claudio Locatelli llevaba 21 años huido de la justicia. 21 años en los que hábilmente había logrado burlar la persecución policial a la vez que escalaba posiciones en la Camorra napolitana. Una trayectoria mafiosa que se fue al traste el viernes cuando cometió un error tan burdo como humano: desplazarse hasta al aeropuerto de Barajas para recoger a su hijo. Allí le esperaba la policía española que, alertada por las autoridades italianas, se trasladó hasta el aeródromo a ver si pillaba a uno de los capos más buscados.

La Dirección General de la Policía, que informó ayer del importante arresto, considera a Locatelli el "principal narcotraficante" de la Camorra. Reclamado tanto por Italia como por Francia, su principal actividad delictiva consistía en ejercer como intermediario entre los grupos colombianos productores de cocaína y las organizaciones de narcotraficantes europeas. También actuaba como enlace con traficantes de hachís del norte de Africa.

EL INDICIO DECISIVO Los investigadores italianos obtuvieron en los últimos días la pista clave que condujo a su detención: el viaje que su hijo iba a realizar durante solo unas horas a España, lo que aumentaba las posibilidades de seguir sus movimientos para intentar cazar a su padre si se reunía con él. Locatelli se fugó de una cárcel francesa en 1989 mientras era trasladado a un hospital, con la ayuda de cinco personas. Durante la fuga, dos agentes franceses fueron golpeados por la espalda, despojados de sus armas y esposados por encapuchados armados.