El exdirector de la sucursal número 1 del Banco Popular en Santander José Pérez Díaz, más conocido como Pepe el del Popular , fue arrestado el pasado lunes por la Interpol mexicana en una calle céntrica de México Distrito Federal y en este momento está ya a disposición judicial y pendiente de su extradición a España.

El banquero, huido desde 1991 tras cometer un desfalco de entre 4.600 y 6.000 millones de pesetas, fue detenido en el paseo de la Reforma, una de las principales avenidas de la capital mexicana, solo y a la Embajada de España en México no le costa que se sepa nada sobre su mujer, Esperanza M.F., que sigue en paradero desconocido desde su desaparición junto a su marido.

José Pérez Díaz se encontraba en busca y captura desde que desapareció hace 18 años de la sucursal del Banco Popular que dirigía en Santander, dejando más de 250 clientes afectados y una estafa de más de 4.600 millones de pesetas. El juicio por los hechos, uno de los mayores desfalcos registrados en Cantabria, se celebró en octubre del 2004, con la ausencia del principal imputado, José Pérez Díaz, para el cual el fiscal pedía 22 años y dos meses de cárcel por delitos de apropiación indebida y falsificación de documento mercantil. Para su esposa, el ministerio público solicitaba cuatro años de prisión por apropiación indebida.

BANCA PARALELA La Audiencia Provincial de Cantabria consideró "probada" la existencia de una "banca paralela" en la oficina 1 del Banco Popular que dirigió entre 1984 y 1991 Pérez Díaz, quien, según los magistrados, "al menos" desde 1986 "omitió" de la contabilidad de la entidad depósitos de pasivo por valor de más de 4.600 millones de pesetas, que utilizó para "otros fines". Según el tribunal, "todas las pruebas" revelan que Pérez Díaz fue "el auténtico artífice" de esa banca paralela.

Aunque la sentencia cuantifica la estafa en esos más de 4.600 millones de pesetas (unos 28 millones de euros), las estimaciones que hacía el propio banco del desfalco eran aún mayores, de 36,5 millones de euros, más de 6.000 millones de pesetas.

El juicio, se saldó con un solo condenado, Eduardo A.A., un empresario que, según la Audiencia, hizo suyos algunos cheques y talones. Según el tribunal, existía un "acuerdo" entre Pepe y el empresario para lograr financiación para el grupo empresarial de este último. Otras seis personas fueron absueltas.