Golpe a la mafia china en Cataluña. Ayer, el Cuerpo Nacional de Policía detuvo a 54 ciudadanos del país asiático acusados de formar parte de una red internacional de falsificación de documentos que después se utilizaban en el tráfico de personas. La redada, una de las más importantes contra las bandas orientales, la llevaron a cabo agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) que entraron en nueve pisos de Barcelona, Santa Coloma y Badalona, donde liberaron a seis chinos secuestrados y encontraron 60 pasaportes falsos y 30.000 euros.

Fuentes policiales explicaron que la tarea del grupo desmantelado consistía en recibir mediante empresas de mensajería la documentación falsa --esencialmente pasaportes-- y venderla a inmigrantes que empleaban los papeles para regularizar su situación. A cambio, los extranjeros se comprometían a pagar altas sumas de dinero. Si no satisfacían la deuda, "eran castigados" por los miembros de la red, explican esas mismas fuentes.

PISOS Y RESTAURANTES Además de falsificación y de tráfico de seres humanos, a los miembros de la red se les acusa también de detención ilegal. Eso se debe a que, en una vivienda intervenida en Badalona, la banda tenía a seis inmigrantes chinos secuestrados y encerrados bajo llave en una habitación en condiciones infrahumanas. El candado que cerraba el cuarto era tan resistente que los agentes policiales no tuvieron más remedio que echar la puerta abajo para liberarlos.

La zona de Badalona donde fue intervenida la vivienda es conocida por los vecinos como Chinatown, por la destacada presencia de orientales. Sin embargo, el mayor número de detenciones se produjo en otro lugar, en la calle de Saturno, donde fueron arrestadas 10 personas.

La operación de ayer culmina meses de investigación de los investigadores de la UCRIF. Esta unidad, especializada en la lucha contra el tráfico de personas, ha colocado el combate contra el crimen organizado chino como una de sus prioridades, tras constatar con alarma que la actividad de esas bandas orientales ha pasado a "una fase expansiva" en lo que se refiere al tráfico de personas, la explotación laboral, la falsificación de productos y la prostitución. De hecho, en la provincia de Barcelona controlan 60 burdeles con un total de 300 mujeres.