La Policía israelí ha detenido a ocho jóvenes de una banda neonazi, oriundos de la antigua Unión Soviética, a los que acusa de haber dado brutales palizas a inmigrantes, homosexuales, judíos y árabes, según informa hoy la prensa local. Los detenidos, de edades entre 17 y 21 años, confesaron haber atacado a decenas de personas, la mayoría trabajadores extranjeros en la zona de la estación central de autobuses de Tel Aviv, según fuentes policiales. Este mediodía, el juzgado de Ramla (afueras de Tel Aviv) prorrogó hasta pasado mañana su prisión preventiva.

Según las fuentes, seis de los ocho han confesado su pertenencia a la banda y los hechos que se les imputan, mientras que los dos restantes, los presuntos cabecillas e identificados como Arik Ely Boniatov e Ilia Bonderenko, niegan los cargos. La Policía ha confiscado a los detenidos cinco kilogramos de explosivos, una pistola y un rifle de asalto M-16 que -según sus pesquisas- pretendían utilizar contra un grupo de punkis de Tel Aviv con los que ya habían tenido varios enfrentamientos violentos.

Uno de los ocho miembros de la banda, que llegaron a Israel cuando eran niños, hace diez años, lo hizo conforme a la ley del Retorno, que garantiza a los judíos de todo el mundo la ciudadanía de este país, aunque los detenidos profesan el cristianismo, agregaron las fuentes. Esto ha llevado a varios diputados israelíes a solicitar la reforma de esta ley y al ministro del Interior, Meir Shitrit, a asegurar que si resultan condenados les quitará la ciudadanía y expulsará del país.

"Israel se ha convertido en un refugio para gente que odia Israel y a los judíos y que explota la Ley del Retorno para actuar de acuerdo a este odio", denunció Effi Eitam, del Partido Nacional Religioso. Por su parte, el diputado árabe israelí Ahmed Tibi recordó que mientras esta ley garantiza a los judíos de todo el mundo la ciudadanía en el país "los ciudadanos de Nazaret y Taibe (dos localidades árabes israelíes) no tienen permitido visitar a sus familiares por el mero hecho de ser árabes".

Una larga investigación

La investigación policial comenzó hace un año, después que desconocidos pintaran en una sinagoga de la ciudad de Petaj Tikva cruces gamadas nazis y el nombre de Adolf Hitler. La banda, según fuentes policiales que cita la prensa israelí, se proponía celebrar el cumpleaños de Hitler en el Museo del Holocausto (Yad Vashem) de Jerusalén. La superintendente Revital Almog, a cargo de la investigación, dijo a los periodistas que sus agentes descubrieron que, "además de sus reuniones, en las que hacían la apología del nazismo, salían en grupo para perpetrar ataques racistas en Tel Aviv".

Según la funcionaria policial, los sospechosos escogían a sus víctimas entre personas en una posición débil para denunciarlos, como el caso de los trabajadores ilegales, y en especial a los africanos a los que "explicaban" el castigo por no ser "blancos". También atacaban brutalmente a drogadictos y homosexuales, e incluso les fueron intervenidos numerosos vídeos que muestran las palizas a los inmigrantes.

Entre ellos hay uno en el que rodean a un joven drogadicto ruso judío, al que obligan a ponerse de rodillas y pedir perdón al pueblo de Rusia por su origen y por ser drogadicto, para después darle una paliza al igual que a la persona que acude en su ayuda. Entre los miembros de la banda se encuentra Rostislav Bogoslavski, detenido hace unos meses como sospechosos del asesinato de dos personas en Petej Tikva.