TOROS: De la ganadería extremeña de Alcurrucén, muy bien presentados. De notable alzada y astifinas defensas. Corrida seria en cuanto a continente, muy propia de esta plaza. Sin embargo, por dentro, complicada para los toreros. Unos por parados, otros por inciertos, también los hubo que se movieron pero sin clase, el caso es que ninguno "sirvió" claramente.

TOREROS: Antonio Ferrera: tres pinchazos, estocada y descabello (silencio); y pinchazo y estocada (silencio). Antonio Barrera: media estocada (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio). David Fandila ´El Fandi´: dos pinchazos y estocada casi entera (silencio); y pinchazo, estocada y descabello (silencio).

Corrida aburrida la de ayer en Pamplona, en el día grande de sus fiestas, consecuencia de un ganado que no se prestó al lucimiento de los toreros, y a pesar también del notable esfuerzo de éstos.

La tarde se abrió, como es tradición, con una fuerte pitada de los tendidos de sol para saludar a la presidenta de la corrida, la alcaldesa. Desamor que trató de contrarrestar, también como siempre, la otra parte, la sombra , desgañitada en aplausos.

En este coso nunca decae el ánimo en el ruedo a pesar de la indolencia de la sombra que gasta sus afectos con la edil y después le cuesta un mundo reconocer los méritos taurinos. Del sol que ocupan las peñas que dan colorido y ambiente, carácter en definitiva, con sus cánticos y bailes, una estruendosa y simpática jarana que casi siempre se desmarca de lo que hace el torero.

Ayer no pararon los mozos, quizá motivados de más por la presencia de las cámaras. Hubo lluvia de almohadillas en los seis toros sin excepción, con parada obligada para hacer transitable el ruedo antes de saltar el sexto. Por cierto que la ovación de la tarde fue para los empleados que se multiplicaban de un lado a otro recogiendo proyectiles . No pasó gran cosa, menos mal.

El extremeño Antonio Ferrera, con el peor lote, que ya es desgracia, hizo también el mínimo esfuerzo. Ni en banderillas llegó a interesar. A su primero, que se arrancaba por sorpresa, lo lidió sin agobios. Con el cuarto, con un molesto calamocheo, estuvo menos decidido.

Barrera sí que se la jugó, empeñado en una faena imposible con su áspero primero, al que terminó pegándole pases, aunque sin llegar a romper . Y muy firme de nuevo en el quinto, un toro que descolgó, humillado, pero corto de recorrido.

Fandi estuvo atenazado por el ambiente y limitado también por el escaso juego de sus toros. No resolvió con su cada vez más apagado primero y tuvo que desistir igualmente con el difícil sexto, que rebañaba por los dos pitones. En banderillas sólo discreto, hasta que por fin se soltó el pelo en el último par, un violinazo de clamor.