Se llama Longo y es un experto en longevidad, naturalmente. El científico italiano Valter Longo es una autoridad mundial en envejecimiento, mejor dicho, en cómo tener una vida más larga y más sana. Grijalbo publica ahora su 'best-seller' (300.000 ejemplares vendidos por ahora) 'La dieta de la longevidad. Comer bien para vivir hasta los 110 años', donde defiende los menús a base de verduras, principalmente.

A su entender, el secreto para ser centenario reside en las cantidades que le echamos al plato. Hacer ejercicio, no comer grasas ni azúcares. Ah, y practicar el ayuno periódicamente (que "contribuye a la regeneración celular y fortalece el sistema inmunitario", defiende el bioquímico genovés, de 49 años).

"Este viaje me ha hecho recorrer el mundo en busca de los secretos de la longevidad: de Los Ángeles a los Andes, al sur de Ecuador, pasando por Okinawa en Japón, Rusia, Holanda y el sur de Alemania, para acabar recalando, sorprendentemente, en mi casa, en el publecito donde nacieron mis padres, que tiene uno de los porcentajes más altos de centenarios del mundo", relata Longo, al frente del Instituto de Longevidad de la facultad de Gerontología de la Universidad de California del Sur, y director también del laboratorio de oncología y longevidad del Instituto de Oncología Molecular de Milán. "Hay zonas de España donde el índice de personas que llega a los 85 años es más alto que la media europea", ha constatado.

Lleva 25 años estudiando la materia, y ha seguido a 300 personas centenarias y los efectos en la salud en pacientes con cáncer y alzhéimer. Sus estudios se han publicado en revistas especializadas como 'Cell Metabolism' y 'Cell Stem Cell'. Y 'Time' le ha nombrado "el gurú de la longevidad".

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Las claves del método

Básicamente, su método consiste en combinar una dieta cotidiana con otra en la que se ayuna, una vez cada cuatro o cinco meses y durante cinco días. El primer día se consumirían 1.100 calorías y los siguientes, 750.

Lo ideal, según Longo, es eliminar la carne roja y limitar la blanca. También defiende bajar el consumo de proteínas (0,8 gramos por kilo de peso hasta los 65 años y después de esa edad se puede aumentar gradualmente. Por ejemplo, una persona que pese 59 kilos debería consumir cada día entre 45 y 50 gramos de proteína por día, preferentemente de origen vegetal, como las legumbres); reducir al máximo el azúcares y féculas, comer pescado al menos dos veces por semana y no comer mucha verdura y legumbres.

Una dieta con mucha carne y quesos puede ser tan dañina como el fumar, asegura Longo. "La mayoría de gente en Estados Unidos come casi el doble de las proteínas que deberían ingerir", señala.

Ejercicio, agua, café y vino

Longo recomienda beber dos copas de vino al día, dos o tres tazas de café y agua. Y acompañar la dieta con ejercicio moderado: basta con caminar rápido o subir escaleras.

En 'La dieta de la longevidad' también es clave el ayuno. "Lo que empezamos a notar, tanto en los animales como en los humanos, fue que bajaba el número de glóbulos blancos durante el ayuno prolongado", apunta Longo. "Luego, cuando se vuelve a comer, las células de la sangre se recuperan".

Eliminar el "exceso de carga"

El ayuno prolongado fuerza al organismo a consumir sus reservas de glucosa, grasa y cetonas, pero también descompone una porción significativa de glóbulos blancos en la sangre, un proceso que Longo compara con quitarle a un avión el exceso de carga.

El ayuno prolongado además reduce la enzima PKA que, según Longo, es el gen clave que debe apagarse para que las células madre pasen a la modalidad regenerativa".