En verano no todo es sol y playa. También es época de explorar mundos, de coger la maleta cargada con lo mínimo y lanzarse a conocer nuevos paisajes, lenguas y culturas. Las posibilidades son infinitas, todo dependerá del tiempo de que dispongamos, de nuestras preferencias a la hora de viajar y, por supuesto, de nuestros bolsillos.

Si queremos conocer un destino europeo tranquilo y singular, nuestra propuesta es viajar a los países nórdicos, concretamente a Dinamarca. El país, esa curiosa lengua de tierra al norte de Alemania, está formado por la península de Jutlandia y por 407 islas, de las cuales solo 79 están habitadas. El idioma oficial es el danés, aunque la mayoría de población tiene un nivel de inglés muy alto.

Moneda, clima y gastronomía

Para empezar, es importante saber que el país de Dinamarca, aún perteneciendo a la Comunidad Europea, no está incluido en la zona euro y tiene moneda propia: la corona danesa (1€ equivale a unas 7,5 coronas). Por lo general, es un país bastante caro. El alojamiento, las comidas y bebidas y el transporte tienen un precio muy superior a lo que estamos acostumbrados, por lo que es importante hacer una buena planificación del gasto para evitar sorpresas.

Otro aspecto a tener en cuenta es el clima. Dinamarca es un país frío y lluvioso y hace falta ir abrigados, incluso en las estaciones más benignas. En verano, las temperaturas máximas son de 20 a 25 grados, pero las mínimas rondan tan solo los 12.

Las gastronomía se basa en pescados como el salmón, atún o el bacalao, aunque también abundan los platos con verduras y carne, especialmente de cerdo. Uno de los platos típicos es el frikaldeller, unas exquisitas albóndigas de cerdo y ternera. Los quesos son otro punto fuerte de los daneses: havarti, feta, esrom, danablu son especialidades que no debemos perdernos al visitar el país.

Copenhague y las joyas de la corona

La capital de Dinamarca es una de las ciudades más bonitas del norte de Europa e intenta ser también una de las más ecológicas. Tiene el récord de consumo de productos orgánicos y apuesta por el uso de la bicicleta como medio de transporte habitual.

Copenhague es conocida por sus edificaciones históricas vinculadas a la realeza, como el castillo de Rosenborg y el palacio de Amalienborg. También es muy popular la zona portuaria, con la conocida estatua de la sirenita, la colorista calle de Nivhaun y Stroget, la arteria peatonal más larga de Europa.

Pero lo que pocas personas conocen es la importancia del diseño danés. Copenhague acoge algunas de las marcas de diseño más importantes del mundo, tanto en joyas como en decoración y prendas de vestir. La prestigiosa marca Pandora, con sus conocidas pulseras, es originaria de Dinamarca. También existe una producción destacada de joyas para hombre y otros complementos de moda masculinos, como tirantes, gemelos o corbatas.

La afición de Dinamarca por las joyas está muy presente en la familia real. Las joyas de la corona danesa son un tesoro de un valor incalculable. Sin ir más lejos, la propia princesa Mary adquirió recientemente una tiara por un valor de 4.000 euros.