TCtuando despertó, el mundo seguía allí. Continuaba la guerra de Irak, aunque habían colgado al dictador de las armas de destrucción masiva, y habían vuelto a colgarlo (nunca mejor dicho) en la red, incluso había chistes sobre ello. Seguían muriendo soldados norteamericanos y ya no eran noticia los coches bomba en los mercados de Bagdad.

En Madrid habían muerto dos ecuatorianos que no llegaban ni a mileuristas, atrapados en el laberinto de escombros de un aparcamiento que ya era demencial antes de convertirse en polvo. Habían venido desde lejos a morir en una madre patria que ya no era ni madre ni patria, al menos eso defendían los terroristas. De todo esto le informaban miles de voces salidas de una caja negra y miles de imágenes que proyectaba otra en muchos colores. Promesas electorales para dentro de meses, miseria en Ecuador, miseria en Irak y miseria de gente ahogándose antes de llegar a Europa, y campesinos búlgaros festejando a la misma Europa por fin completa, decían las voces.

Le dolía la cabeza enormemente, pero debía ducharse, vestirse y salir a trabajar. La niebla inundaba las ventanas y ponía un velo de estupor en los cristales. Ahora las voces hablaban de buenos propósitos para el 2007. Dejar de fumar, ir al gimnasio, adelgazar. Paz para todos decían los mismos que se atacaban dos horas antes. En la calle los coches estaban atrapados en el primer atasco de la mañana. Comenzaban las rebajas.

Dormir, pensó. Ese es mi propósito para el 2007. Y despertar con el dinosaurio del cuento de Monterroso . Tendríamos mucho que hablar, sobre deshielos, calentamiento global y especies en extinción.