Cada vez menos gente quiere salir por la televisión. Lo ha dicho Buenafuente después de que lo plantara la otra noche Tim Robbins . Pero yo no creo que sea exactamente así; por el contrario, cada vez son más los que quieren salir en la tele y en la radio y en los periódicos a soltar bobadas, aunque sea gratis. Acaso lo que Buenafuente quiso decir es que cada vez hay menos gente seria dispuesta a ir a la tele, ese circo de monstruosidades. Quién nos iba a decir que el futuro era esto. Decenas de canales y lo mejor que puedes hacer es apagarlos todos. Algunos días, lo único bueno que dan es un partido de fútbol, que ya es decir. Hemos llegado a un futuro que es idéntico a todos nuestros pasados. Fernando Alonso , al firmar con Ferrari un contrato de cien millones de euros, no ha hecho más que emular al auriga Diocles de Lusitania cuando consiguió en el siglo II una fama y una fortuna no menor a la de Raul o Messi en nuestros días. En eso hemos cambiado muy poco. La gente sigue volviéndose loca ante la capacidad de algunos hombres de realizar tareas físicas carentes por completo de utilidad, e indiferente a lo que en verdad le importa. Y lo digo sin acritud. De hecho, adoro el deporte. Ojalá dieran todos los días por la tele fútbol, tenis, toros, petanca. Es cuando mejor se pasea por la calle y cuando más tranquilo se está en los cafés. Pero causa cierta tristeza que esta noticia salga al aire el mismo día en que Mariano Barbacid anuncia que abandona la dirección del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas por falta de presupuesto. Así nunca inventaremos nada contra el cáncer, ni siquiera contra la caída del pelo; pero, a quién coño le importa mientras Fernando Alonso gane de vez en cuando una copa, una oreja, un rabo, algo.