Al poco de llegar a la cima de la Iglesia, en abril del año 2006, Ratzinger quiso condenar el fundamentalismo religioso en la universidad alemana de Ratisbona echando mano de una cita de un emperador bizantino que subrayaba el carácter violento del islam. Si aquello estuvo a punto de arruinar su viaje a Turquía, la defensa, el año pasado, de la necesidad de beatificar a Pío XII ha hecho peligrar el próximo viaje del Papa a Israel.