Harvey Keitel interpreta a un pequeño personaje en Pulp Fiction Señor Lobo y cuyo principal cometido es el de resolver problemas. En infinidad de ocasiones he ido a buscar en la guía telefónica el contacto de este señor y creo que no tiene línea fija. De lo que sí que hay cantidad de profesionales disponibles es para aplazar, postergar, encubrir y dejar pudrir cualquier tipo de problema. Y así, por poner un ejemplo, ocurre que hay un cultivo que en 2010 dejará de recibir ayudas y que en toda lógica debería empezar a desaparecer, pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato y nadie plantea alternativas porque todo se ve lejano. Hay otros que la tesitura de gobernar con sus aliados naturales o dejar mandar al principal oponente les pone en un brete y optan por hacer un apaño: resolver el asunto en marzo, tras las elecciones generales, pensando que esta opción inexplicable les es menos perjudicial que la contraria. Mi escritor mozambiqueño preferido, que se llama Mia Couto , distingue entre resolver y disolver problemas, que es un estadio avanzado de la cuestión. Resolver problemas lo entienden algunos como una forma de evitar que nos lleguen los efectos inmediatos; disolverlos significaría dar una solución definitiva, aunque al principio no sea muy efectivo, pero erradicándolos por completo. Y puestos a inventar palabras, como hace el escritor africano, nos urge acabar con el cortoplacismo , enfermedad que consiste en no ver más allá de nuestras narices y ser incapaces de conjugar el verbo prever. Pero este problema no nos lo resuelve --ni disuelve-- el señor Lobo. http://javierfigueiredo.blogspot.com