La Infanta Elena se unió hoy al dolor de los allegados de los siete fallecidos en la explosión de gas ocurrida el pasado martes en Palencia, durante el funeral oficiado en la Catedral de la ciudad, situada a muy pocos metros del lugar del suceso y que acogió una multitudinaria despedida a las víctimas. La vicepresidenta primera del Gobierno central, María Teresa Fernández de la Vega; el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; el alcalde de Palencia, Heliodoro Gallego, y el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, se encontraban también entre las autoridades que quisieron acompañar a los familiares, amigos y compañeros de los fallecidos con su participación en el funeral.

A las 19.00 horas, más de sesenta horas después de la explosión y derrumbe del edificio siniestrado, los familiares de las personas que perecieron se reunieron en el templo palentino, entre incontenibles muestras de dolor, para participar en un funeral oficiado por el obispo de Palencia, José Ignacio Munilla, que alentó a los asistentes a continuar adelante en estos difíciles momentos.

Mientras los familiares y amigos de los fallecidos rezaban en la seo, los allegados de los dos residentes del edificio siniestrado cuyo paradero se desconoce aguardaban el desenlace de las labores de desescombro del inmueble número 4 de la calle Gaspar Arroyo, para conocer qué ha sido de Eduard, de 24 años, y de Petra, de 88.

Restos humanos hallados a primera hora de esta tarde entre las ruinas depositadas junto al antiguo estadio de fútbol de La Balastera, situado a las afueras de la ciudad, podrían pertenecer a la anciana desaparecida. Para unirse al dolor de todos ellos, de familiares de fallecidos, desaparecidos y de los 34 heridos como consecuencia del suceso, representantes de los Gobiernos de la nación, regional, local y de la provincia palentina acudieron también a la misa, sin dejar de permanecer pendientes de la búsqueda de los desaparecidos.

El obispo de la Diócesis, en la homilía, se dirigió con "una palabra de especial cariño" a los heridos y damnificados, así como a las familias de los fallecidos y desaparecidos, y expresó su deseo de que las "muestras de afecto y solidaridad de las que os sentís rodeados sean un signo de que el amor es más fuerte que la muerte". No olvidó el obispo expresar agradecimiento a todas las autoridades, funcionarios y voluntarios, que están llevando a cabo el dispositivo de emergencia aún en marcha.

Los siete fallecidos han recibido ya sepultura o han sido incinerados, según los casos, en la provincia de Palencia, tras funerales particulares desarrollados antes del conjunto oficiado en la catedral, bien durante la tarde del día 2, bien a lo largo de esta mañana. La identidad de las víctimas corresponde a Hilario de Mena, de 57 años, quien ejercía la docencia en Madrid y se encontraba en casa de su madre cuando ocurrió el suceso, en el número 4 de Gaspar Arroyo. En el mismo bloque residían las hermanas Julia y Angelita Montes, de 86 y 83 años. En el portal número 6 de la calle vivían Leonila Morate, de 91 años, y Ana Isabel Amor, de 35 años, que trabajaba como camarera en la capital palentina. Rosa Riol, de 20 años, la víctima mortal más joven, también habitaba en el número 6, mientras que en inmueble con número 2 residía Mari Luz González, de 63 años.

El estado de salud de siete de los ocho heridos -cuatro hombres y tres mujeres- que continúan aún ingresados en centros hospitalarios como consecuencia del accidente evoluciona hoy favorablemente, mientras la niña de 6 años que también sufrió lesiones y permanece en el Hospital Clínico de Salamanca se encuentra sedada, estable dentro de la gravedad.