TVtengo de estar unos días en Conil de la Frontera. Me invitó a su casa y me acogió en ella Juan José Poblador . Maestro jubilado, teatrero de pro, escritor, articulista, marido de Loli , recalcitrante ibarrófilo, degustador de vinos, cocinero excelente, amigo de sus amigos, cachondo, socarrón, contador de historias y tertuliano amenísimo. En fin, un portento de criatura. Este conileño de Valencia de Alcántara, al que conocí hace bastantes años en el I Congreso de Escritores Extremeños, me ha descubierto, recién, un nuevo renglón que añadir a su currículo: el tío es domador de galápagos. Tiene uno en su casa, al que llama Cometa , que le obedece como un perrito faldero. Anda el bicho sesteando debajo de una silla del patio, o sumergido en su barreño con agua, y al oír la voz de Juan José y el chasquido de sus dedos, sale de su letargo o de su modorra, y corre, sí, corre hacia él, con el pescuezo erecto como un cipote a comer de su mano. Pan, recortes de filete, incluso, ¡fuera miseria!, algún taquito de jamón extremeño. Después, a golpe de manguera, ejecuta unos pasos de baile mezcla de sevillana y candil, y se va por donde ha venido a seguir filosofando.

El, que ha domado los envites de la vida con una mano izquierda optimista y esperanzada, ahora más calmado, o sea, de huracán a torbellino, amaestra galápagos. Y al atardecer, se encamina al Bar Los Hermanitos, célula de agitación político-cultural de Conil, a tomarse una cerveza fría y con mucha espuma. Cruzcampo por supuesto, militar. Pues, ¡salud, amigo! jabuizaunex.es