Hasta siempre, don Antonio. Usted estará con nosotros siempre. Mientras queden algunos de los de aquellas generaciones de alumnos suyos, quedará su recuerdo y su imagen no se apagará, al menos en el trayecto que hay desde su casa, en el rincón de la plaza Mayor hasta la escuela.

Fueron muchos, muchos años bajando al magisterio por la calleja de la Villa. ¿Os acordáis? Cuando se iba acercando a la puerta de la verja, previa al patio de las dos escuelas mayores, corríamos hacia él para darle los buenos días.

Y siempre había una caricia, o un cariñoso cachete para los que llegaban a su lado. Cristo Jesús. Aquellos años con don Antonio. No sólo se llenó nuestra cabeza de las cuatro reglas elementales, más la reglas de tres, simple y compuesta, y demás imposibles matemáticas, sino que el Mapa Mundi, el orbe entero se dibujó en nuestro frondoso tronco de memoria. Item: España entera.

El Bidasoa, el Oria, el Nervión, el Besalla, el Nalón- ríos, montes, comarcas. La Historia de España, desde Audas, Ditalcón y Minuro hasta el último gobernador civil (¿D. Licinio de la Fuente, acaso?)

Y dicen ahora que aquella sabiduría no servía para nada. Pues anda que esta de hogaño- Aprendimos quiénes fuimos en la oscura antigüedad y en el nebuloso medioevo, y quién nos hizo allá en los años de los Reyes Católicos, ¡Ay don Antonio!, con usted se van demasiadas cosas. La vida de los que llegamos ya al umbral de la senectud, aquellos años duros y tan felices.

Usted, nuestro maestro, nuestro segundo padre, allá sentado en su sillón, en la escuela, los pupitres de madera, los tinteros blancos, las pizarras, las plumas de mojar, los amigos- Adiós, querido maestro de un buen puñado de generaciones de acehucheños. Ni queremos ni vamos a olvidarlo nunca.

Salvador Calvo Muñoz