TLtos jóvenes extremeños de hoy no vivieron la revolución del 68, pero sí han conocido la revuelta del 2003, es decir, la sublevación del botellón , que provocó la aplicación estricta de una ley que prohíbe beber en la calle. Después del 68, los jóvenes viajaban a Europa en busca de libertad y a la vuelta contaban lo bien que se respiraba socialmente por ahí fuera. Ahora también viajan a Europa con un ansia de libertad: esperan que les dejen beber donde, cuanto y cuando quieran.

La pasada semana, los estudiantes de 4. de ESO de Don Benito viajaron a París. Los de 2. de Bachillerato del Norba cacereño estuvieron en Bruselas, Brujas, Gante, Tournai y Amsterdam. Los de 3. y 4. de Eso de Arroyo de la Luz realizaron un intercambio con Budapest y ha habido, en fin, viajes a Suecia, a Italia, a Inglaterra... ¿Piensan que a la vuelta sus compañeros les han preguntado por Notre Dame, por la Grand Place o por el Puente de las Cadenas? No, nada de eso. La pregunta infalible es: "¿Y dejan hacer botellón en París, Amsterdam o Bruselas?"

Cuentan los jóvenes que en Europa, en general, el botellón no se prohíbe porque no se hace. Parece ser que en Budapest preparan un kalimocho asqueroso sin hielo que a veces se beben a la orilla del río, pero prefieren los bares. En Suecia, la venta de alcohol es monopolio del estado y lo venden funcionarios en centros comerciales y tiendas sólo a mayores de 20 años. En fin, ya no es como en el 68: Extremadura no es diferente, también aquí se duerme en paz y libertad.

*Periodista