Olvido fatal e imperdonable. Lo reconoció ayer hasta Luis Miguel Aranda, el cuidador que presuntamente se olvidó en Ciempozuelos (Madrid) de dos ancianos discapacitados, que fallecieron después de pasar varias horas desatendidos en la furgoneta en la que los trasladaba desde sus domicilios. Los familiares de las víctimas, de 81 y 87 años, les echaron en falta el sábado por la noche al ver que no regresaban a sus casas desde el geriátrico privado en el que eran atendidos en régimen de centro de día. La búsqueda concluyó con el macabro hallazgo de los dos cadáveres, sentados en sus sillas de ruedas, en el interior de la furgoneta.

Aranda, que el sábado cumplía 47 años y se fue a celebrarlo tras el "desgraciado descuido", según sus palabras, es codirector e hijo del dueño del hotel residencia Virgen del Consuelo, con 10 plazas para personas válidas y 56 para asistidos.

IMPUTADO EN LIBERTAD Detenido por la Guardia Civil, Aranda ha sido imputado por dos delitos de homicidio por imprudencia, según fuentes del instituto armado, ya que los ancianos, aparte de ir en sillas de ruedas, padecían demencia senil, de modo que era el responsable de ellos en el transporte. Sin embargo, quedó ayer en libertad provisional al considerar el juez que "en su primera declaración reconoció los hechos, tiene arraigo en la zona y no hay riesgo de fuga".

Visiblemente nervioso, emocionado y con hematomas en la cabeza provocados por él mismo al golpearse contra la pared tras conocer el fatal desenlace, explicó que el sábado llegó a la residencia con la furgoneta del centro que empleaba para el traslado de ancianos y que, en primer lugar, se ocupó de los "abuelos con alzhéimer", de modo que "como siempre, como medida de prevención, se los llevó a la sala habilitada donde están los trabajadores del centro". Tras esa acción, Aranda suele bajar de nuevo al aparcamiento para ocuparse de los otros pacientes, que estaban en la furgoneta en silla de ruedas. Sin embargo, se produjo "una llamada de teléfono" o hubo "una familia que demandaba información" que le distrajo. "Fue la que me apartó de mi rutina", lamentó Aranda.

PACIENTES OCASIONALES ¿Cómo ningún empleado del centro echó en falta a los ancianos a lo largo del sábado? "Estos pacientes del centro de día son abuelos que a veces vienen, a veces no", explicó Aranda. "Incluso en el parte diario figuraba que no habían venido", agregó en su defensa. El imputado también explicó que él mismo encontró a los ancianos fallecidos cuando volvió a recoger la furgoneta, tiempo después, sin precisar cuánto tiempo. Fuentes próximas a los familiares, que esperan los resultados de la autopsia para formular acusaciones, sostienen que el hallazgo se produjo "bien entrado el domingo".