El Juzgado de Instrucción número 30 de Barcelona y los inspectores de la Conselleria de Salut investigan la muerte de una joven de 19 años, Laura R. M., vecina de Santa Perpetua de Mogoda (Vallés Occidental), que el viernes pasado fue intervenida en la Clínica Cima con el fin de reducir una obesidad enfermiza y que falleció 10 horas después de ser operada por una hemorragia intestinal irreductible.

No ha trascendido el nombre del médico que intervino ni ha habido una explicación reglada y oficial sobre las circunstancias de la muerte, ya que nadie ha asumido la responsabilidad de un suceso enrevesado en el que han intervenido dos clínicas acreditadas por la Generalitat, un cirujano de Valencia y una joven convencida de que solicitaba una operación "estética" de escaso riesgo. La familia de la mujer sostiene que la muerte se debió a una "imprudencia grave" cometida en la sala de operaciones, aunque no aportó al juez ningún documento médico.

La joven pesaba 109 kilos y medía 1,58 metros. La intervención se inició a las dos de la tarde del viernes día 11 y concluyó a las cinco, tres horas después, pero, según la familia de Laura R. M., no se les informó hasta varias horas más tarde de que una complicación imprevista había obligado a devolver a la mujer a la mesa de operaciones. Tras una segunda intervención que no consiguió detener la hemorragia, la joven falleció, dijeron fuentes del centro médico.

ENTERRADA SIN AUTOPSIA La asociación Defensor del Paciente informó del hecho a la fiscalía y aseguró que el cirujano vascular requerido de urgencia para frenar la hemorragia tardó "muchísimo" en llegar a la Clínica Cima. Un primo de la fallecida, Israel Jiménez, explicó que hubo "muy mala información" previa a la intervención y que, de hecho, tanto la mujer como su familia estaban convencidos de que se trataba de una operación sencilla.

El médico forense que acudió a Cima tras la denuncia manuscrita que la familia de la joven presentó al juez no ordenó que se practicara la autopsia y la víctima fue enterrada el lunes.

El cirujano que operó a Laura R. M., en Cima reside en Valencia y está vinculado a la Clínica Londres, centro especializado en cirugía estética al que la joven acudió en busca de solución drástica para su obesidad. Los médicos de esta última clínica, según la versión de ese centro, declinaron hacer una intervención que no es estética, sino intestinal y de alta complejidad, que no están autorizados a practicar. Sí ofrecieron a la joven un listado de cirujanos que podían asumir su petición, entre los que figuró quien finalmente operó.

Este cirujano, a su vez, mantiene un acuerdo profesional con la Clínica Cima, por el cual alquila sus quirófanos cuando opera en Barcelona. Cima está acreditada por Salut para afrontar todo tipo de intervenciones, ya que dispone de unidad de cuidados intensivos. Su director médico, el doctor Frederic Llordachs, explicó ayer que esa relación contractual no les hace responsables del desenlace en cuestión. "Solo podemos informar de que se practicó aquí una intervención quirúrgica cuyo resultado fue el deceso de la paciente", reiteró Llordachs.

Toda la información que se facilitó sobre el fallecimiento de Laura R. M., remitía, en último extremo, al hecho de que la mujer firmó un documento en el que asumió los riesgos de la intervención y al factor fortuito de que las operaciones de obesidad mórbida implican un riesgo que es mortal en el 3% de casos.

Como es preceptivo, la consejería de Sanidad explicó que revisará la técnica que se aplicó al operarla, comprobará la titulación del profesional que intervino y observará la idoneidad del quirófano donde se intervino.